Autor: Esteban Navarro
Editorial: Ediciones B
Año: Junio de 2015.
Edición: B de Bolsillo
Páginas: 368
ISBN: 9788490700990
Género: Policiaca, negra
Autor
Esteban Navarro Soriano nació en
Moratalla, Murcia, en el año 1965.
En la actualidad vive en Huesca, lugar al que se siente muy vinculado.
Ha sido el organizador de dos primeras ediciones del concurso literario Policía y Cultura a nivel nacional y ha escrito numerosos artículos de prensa.
En la actualidad vive en Huesca, lugar al que se siente muy vinculado.
Ha sido el organizador de dos primeras ediciones del concurso literario Policía y Cultura a nivel nacional y ha escrito numerosos artículos de prensa.
En su currículum se encuentran numerosos
premios literarios de relato corto. También ha recibido el I Premio de novela
corta Katharsis por la novela El Reactor
de Bering y el I Premio del Certamen de Novela San Bartolomé - José
Saramago, con la obra El buen padre.
Su novela La casa de enfrente se situó en los primeros puestos de las listas
de más vendidos de Amazon desde su publicación.
Sus obras son Los crímenes del abecedario, La noche de los peones, La casa de enfrente, Los fresones
rojos, El buen padre, Diez días de julio, Los ojos del escritor.
Sinopsis
Una extraña serie de crímenes tiene en
jaque a la policía. El asesino parece inspirarse en la novela Justine, del Marqués de Sade, para
acabar con la vida de sus víctimas: siempre parejas de chicas cuyos nombres
empiezan por la misma letra.
El revuelo mediático es cada vez mayor y
la investigación parece haber llegado a un callejón sin salida, al menos hasta
que la inspectora Arancha Arenzana y la joven y ambiciosa agente Diana Dávila
toman las riendas del caso. Ambas deberán atrapar al culpable antes de que siga
matando aunque para ello tengan que arriesgar sus propias vidas.
El novelista y policía Esteban Navarro
nos atrapa en esta historia adictiva y llena de giros insospechados que muestra
al lector cómo las redes sociales pueden ser una herramienta clave a la hora de
atrapar a un criminal. Los crímenes del abecedario supone la definitiva
consagración del autor como uno de los grandes nombres de la novela negra
actual.
Opinión
Hoy os traigo una novela policiaca, de
esas que te gusta leer casi del tirón, que te atrapan y te duran un par de
tardes. Yo, para ser franca, tenía muchas ganas de leerlo, hace ya que en mis
primeros pinitos con lo digital, leí La casa de enfrente y me dejó muy fría,
pero reconozco que es que lo digital me suele resultar frío, y no me seduce
como el papel.
Aclaro, aunque no hace falta, que es el
segundo libro con la misma protagonista, algo que a mí en particular no me ha afectado
en absoluto, porque la historia es totalmente independiente.
Cuando me regalaron este libro en edición
de bolsillo me alegré, porque me ponía de nuevo en sintonía con un autor al que
conocía mucho de verlo en las redes sociales, y en particular, por andar con un
selecto y divertido club lectoras de Madrid.
La protagonista es Diana Dávila una joven policía que quiere salir de
patrullar las calles y opta a unas pruebas para ocupar una plaza en la Brigada de Delitos
Informáticos en Madrid, una vez
que ya ha terminado su periodo de prácticas en Huesca.
Querrá
el destino que la Inspectora Arancha Arenzana que
es quien realiza las pruebas, necesite a alguien con sus características para
resolver unos crímenes que al parecer forman parte de una serie, en la que el
asesino contacta con las víctimas a través de las redes sociales. Este hecho va
a permitir al autor darnos a conocer todo el mundillo que recorre cada una de
dichas redes, de las armas que tiene la policía para poder investigar a través
de las redes, las competencias de las distintas fuerzas policiales, la
delicadeza con que hay que tratar a los distintos estamentos.
Al parecer los crímenes están perpetrados
por alguien que elije a sus víctimas de dos en dos, son mujeres, y sus nombres
comienzan por la misma letra. Otra de sus pautas es que los asesinatos parecen
inspirados en la novela Justine, del Marqués de Sade.
Dado el revuelo mediático que se está
comenzando a montar, porque el asesino actúa en varias localidades, deciden
ponerle una trampa al asesino para poder atraparlo y poder, por una vez ir por
delante de este, para ello se harán una cuenta en las redes sociales como cebo
y comenzarán a tirar pequeños trozos de carnaza.
Y así, y pese a las dudas que tiene el
inspector Vázquez, comenzarán a
tener resultados.
Como ya he dicho, los 55 capítulos se
leen muy rápido porque está escrita de una forma ágil y rápida, con unos
diálogos que proporcionan bastante ritmo a la narración, y que resultan muy
creíbles, muy del día a día, con sus tacos, con sus bromas de doble sentido y
su lenguaje poco rebuscado, y no por eso sin mérito.
Lo único que no me ha gustado es que no
he conseguido empatizar con ninguna de las protagonistas femeninas, no sé hay
algo que no me hace creérmelas, mientras que los personajes masculinos me han
resultado más cercanos.
Lo que no quita que cuando terminas te
deje un agradable sabor de boca que hace que quieras repetir con el autor, así
que probablemente volveré a leer La casa de enfrente, para quitarme la
espinita, y ver si la frialdad que me dio en su momento fue precisamente por el
medio en el que lo leí. Y no tardaré mucho en hacerlo.
Además da mucho que pensar acerca de las
relaciones en las redes sociales, algo que está de rabiosa actualidad que dirían
algunos. Nada es lo que parece. Y ole por las Twittercop.
Saludos y a leer