Autora: Lea Vélez
Editorial: Destino
Primera edición: Abril de 2017
Nº de Páginas: 400
ISBN: 9788423352111
Género: Narrativa
Autora
Lea Vélez nació en Madrid, en 1970 al cobijo de una familia fanática de la literatura. Tras estudiar Ciencias de la Información en la Universidad Complutense, se licenció en periodismo en 1994. Como otra de sus grandes pasiones es el cine decidió convertirse en guionista de ficción, para ello cursó una diplomatura en guión en la ECAM (Escuela de cinematografía y del Audiovisual de Madrid).
En 1996 recibió el segundo premio Terra-Antena 3 al mejor guión de largometraje por Como Las Olas -su primer guión de cine- y tras graduarse, comenzó a escribir, principalmente, para televisión.
En 2004 se editó su primera novela, El desván (Ed. Plaza y Janés), escrita en colaboración Susana Prieto, de la que se publicaron seis ediciones. En 2006 repitió la experiencia con su segunda novela, La esfera de Ababol (Ed. Planeta. En 2008 escribió, también con Susana Prieto la obra teatral Tiza, divertida sátira de la educación, que fue galardonada en 2009 con el Premio de Teatro Agustín González.
En 2014 publicó La cirujana de Palma con Ediciones B y El jardín de la memoria con Galaxia Gutenberg.
Sinopsis
Tras la muerte de su marido, Ana decide que la vida de ciudad, las mil extraescolares, los problemas educativos, los infinitos deberes repetitivos y la dislexia galopante de su hijo mayor son demasiado para ella. No puede más. No tiene tiempo para vivir del modo que el sistema le impone y a la vez estar con sus niños. Entendiendo que ella es la mejor «profesora de extraescolar» para ellos, decide romper con todo. Escapa de un mundo derruido y lleno de dolor, vende todo lo que la ata a Madrid y se marcha al sur de Inglaterra, al hostal inglés que su marido le dejó en herencia.
Allí, en Hamble-le-Rice, un bucólico pueblo de pedernal junto a la desembocadura del río Hamble, Ana crea un mundo de humor, un entorno irreverente y liberal, en una antigua escuela de carpintería situada en el borde mismo del agua.
Sus hijos, Michael, Richard y María, gracias a su vida en plena libertad, extraerán de sus aventuras y experiencias personales sus propias vocaciones y destinos, demostrando que la excelencia puede alcanzarse a través de la sencillez, sin sacrificar la infancia en favor del futuro.
Opinión
Conocí a Lea Vélez en La cirujana de Palma y me gustó mucho su forma de narrar así como sus personajes irónicos fuertes y rotundos. Seguí con ella en El jardín de la memoria en un libro autobiográfico que me llegó al corazón. He seguido sus batallas con sus hijos y contra el sistema escolar por las redes, donde me ha hecho reír y llorar, así que sabía que este libro lo iba a leer y así lo he hecho, a pesar de todo.
El problema aparece cuando intentas reseñarlo, porque hay libros que te exprimen que te dejan exhausta, que te hacen sentir tan chiquitita que hasta da vergüenza utilizar las palabras, esas que resultan cojas para describir lo que has sentido al leerlos.
Antes de contar nada, una recomendación, necesitarás un taco de post-it, una libreta y un bolígrafo para anotar las frases y las sensaciones que seguro vas a experimentar.
Ana es una joven madre de tres hijos, Michael, Richard y María, se ha quedado viuda tras una batalla contra uno de los peores males de nuestro tiempo. Vivir en Madrid atada a un sistema educativo que está frustrando a sus hijos es algo que ya no puede soportar, porque sus hijos son niños de altas capacidades que son capaces de hablar durante horas del espacio, agujeros negros, ingeniería y medicina, se frustran cuando van a un colegio que les obliga a repetir por sistema frases absurdas para aprender a escribir, donde los libros que les ofrecen está narrados por animales que a ellos les quedan a años luz.
Toma la decisión de vender todo y trasladarse a Inglaterra, a Hamble-le-Rice, a orillas del río Hamble, donde vivió años muy felices con su marido y donde se hará cargo de la casa que ha heredado de él y la transformará en un Bed & Breakfast, allí en Joiners House la vida comenzará de nuevo para ellos. La descripción del lugar que va haciendo hace que te transportes a un lugar lleno de belleza, plácido y a veces duro, sentirás el rumor de las olas contra el muelle, las hojas, los ladridos del perro de la vecina, el entrechocar de los barcos amarrados.
La libertad se colará en sus vidas, hay cientos de sitios donde explorar, jugar y divertirse, los clientes que pasan por allí son unos personajes fascinantes. Allí atracará El pequeño Arethusa que lleva a bordo a Tom, un mujeriego viajero que a pesar de sus reticencias iniciales, acabará fascinado con esos tres críos preguntones; conocerán a Jim un vagabundo profesional que les pondrá al día de numerosas historias y de los muchos chismes que conoce sobre los habitantes del pueblo o el apuesto príncipe de Netley que tiene el corazón en un sitio extraño. Tomarán contacto con una encantadora vecina y su malvada sobrina, harán excursiones e investigaciones que les harán menos amargo su paso por el nuevo sistema escolar que no es la salvación que buscaban.
Porque aunque hayan huido de ese sistema, van a encontrarse que en mayor o menor medida tienen que ajustarse a unas normas que no pueden dejar de cumplir. Pero tienen una madre dura y perseverante que convertirá el coche y sus atascos en amenas clases extraescolares en las que los niños darán rienda a su imaginación y a sus preguntas.
Y Ana encontrará un reto más que añadir a los muchos que ya tiene, se trata de darles a sus hijos un lugar especial donde jugar y para ello decide construirles una casa en el roble de su jardín, pero nada de casitas prefabricadas ni nada de hacerle daño al árbol, se trata de construir en armonía y para ello se arma de paciencia, sabiduría y como no, una taza de té. La obra será dura y le servirá para dar rienda suelta a sus sentimientos, a su dolor, a sus miedos, a su felicidad, la casa se convierte en una preciosa metáfora de lo que significa volver a empezar. Desde su comienzo hasta su final, todo tiene su significado, su propósito y conforme vas leyendo vas notando como el corazón se agarrota, el estómago se encoge ante tal cúmulo de emociones.
La estructura del libro, como la de la casa del árbol está pensada cuidadosamente, se basa en recuerdos, en diarios de Ana y cartas que van entrelazándose y mostrándonos un escenario a veces duro, a veces complicado, pero por encima de todo, feliz. Porque a pesar de la dureza de lo vivido lo que se construye son las vidas de unos chiquillos en libertad, que aprenden a cuestionar todo lo establecido, que tienen un fuerte espíritu crítico con pensamientos de adulto pero alma e inocencia de niños, y por encima de todo, amor, mucho amor. Ese amor de madre que rezuma en cada página, esa madre que tiene que aprender a gestionar el dolor por su pérdida sin dar un solo paso atrás, ese amor de hermanos que me ha hecho reír y llorar.
Hay muchas cosas en este libro, la crítica feroz a los sistemas educativos cuadriculados es algo con lo que madre e hijos lucharán día a día, viviremos la impotencia de Ana cuando una y otra vez tiene que demostrar que sus hijos no son malos estudiantes ni tímidos, ni callados, porque solo lo son en el colegio, una vez que traspasan sus puertas se convierten en seres luminosos, divertidos y curiosos que asaetean a preguntas a una madre que les busca las respuestas de forma original y divertida, que busca la manera de que lo repetido y monótono se vuelva entretenido. El hilo conductor se transformará también en la resolución de un misterio, en historias de amor y desamor, en pequeñas joyas que no se pueden dejar de leer. Y sobre todo hay alegría y humor, mucho humor de ese que te hace soltar la carcajada al leer los razonamientos y las contestaciones de madre e hijos.
Tengo que reconocer que leerlo me ha dolido, he envidiado a veces esa familia que ha sabido gestionar la pérdida, pero que ha seguido siendo familia. Hay veces que la pérdida no se puede superar porque no es natural, porque viene dada por unas circunstancias que se vuelven ajenas y eso es muy triste.
Espero haber conseguido transmitir al menos una pequeña parte de todo lo que me ha hecho sentir, y está claro que os recomiendo leerlo y probablemente encontréis otras cosas con las que os podáis sentiros identificados.
Sin duda uno de mis libros del año.
Yo seguiré leyendo a Lea y las andanzas de sus personajes reales que comienzan con…”Entra el de…” o “Tengo historias…”
“…yo creo que todos los corazones tienen varias cerraduras. Lo que pasa es que a lo largo de la vida vamos perdiendo las llaves” Pg. 101
“-¡Yo nunca tendré niños!
-¿No?¿Y por qué no? – preguntó mamá decepcionada.
- Porque ser niño duele demasiado” Pg. 92
Saludos y a disfrutar leyendo