Autora: María
Frisa
Editorial: Plaza &Janés
Primera
edición:
febrero 2018
Nº
de páginas:
479
ISBN:
9788401020810
Género: Policiaca,
thriller
Autora
María Frisa (Barcelona 1969), licenciada en Psicología Clínica y en Trabajo Social, es autora, entre otras, de las novelas, El resto de la vida, Breve lista de mis peores defectos, 15 maneras de decir amor, El cuarto círculo del infierno, Como entonces y 75 consejos para sobrevivir en el colegio (Alfaguara 2012). Su obra narrativa ha sido reconocida con más de ochenta galardones nacionales e internacionales y ha sido ya traducida al italiano y al francés.
Sinopsis
«Dos de la
madrugada. La chica tropieza al andar, ha bebido demasiado. Él la sigue a
cierta distancia. Las calles están vacías, es difícil que la pierda de vista.
Solo necesita encontrar el momento adecuado, un rincón oscuro. Al principio,
quizá se asuste, tal vez grite. Pero luego todo irá bien. Él sabrá cuidar de
ella esta noche...»
La
subinspectora Berta Guallar y la inspectora Lara Samper trabajan en el Servicio
de Atención a la Mujer de Zaragoza, una división de la Policía Nacional que se
encarga de investigar los casos de delitos sexuales y de violencia de género.
Berta, tenaz y empática, casada y con hijos, tiene dificultades para conciliar
su vida laboral con la familiar, pero ama su trabajo y pone todo su empeño y
tesón en ayudar a mujeres que sufren violencia de género. Lara, una psicóloga
perspicaz e independiente, ha tenido que enfrentarse a multitud de obstáculos y
actitudes machistas para ascender en su profesión debido a su impresionante
belleza, pero ha llegado hasta inspectora gracias a su inteligencia y
compromiso.
Cuando su jefe,
el comisario Millán, les muestra un vídeo en el que se ve el cadáver de un
joven calcinado, ambas saben que se enfrentan al caso más difícil de su
carrera. La víctima, Manuel Velasco, fue juzgado por haber violado a Noelia
Abad, una adolescente que regresaba a su casa tras acudir a una fiesta con sus
amigas. Velasco salió absuelto, por lo que es altamente probable que alguien se
haya tomado la justicia por su mano.
Berta y Lara se
enfrentan a un crimen en el que tendrán que poner a prueba toda su pericia y
profesionalidad, no solo para encontrar al asesino sino para impedir que sus
sentimientos contradictorios respecto a la naturaleza del delito se entrometan
en la investigación. Todo mientras Berta sufre una campaña contra ella en
internet por un caso de pederastia mal resuelto y Lara afronta un terrible
secreto de su pasado que, de salir a la luz, podría dar al traste con su
carrera policial.
Opinión
Hoy traigo un
libro que me ha estremecido, me ha encogido el estómago por el miedo porque lo
he notado muy cercano y actual; cuando lees thriller con asesinos en serie, u
otro tipo de asesinos me gustan, me implico, pero los noto lejanos son ese tipo
de historias que no pasan cerca de ti, sin embargo, en este caso ha sido una
comunión total, lo que ha sido un plus. Os cuento.
La acción comienza
en junio de 2013 en el pueblo
zaragozano de Alfajarín donde se celebran las fiestas medievales y está lleno a
rebosar. Un arquero con una flecha será el encargado de encender una gran
fogata, en medio de una total expectación, y no defrauda, da en la diana, lo
que ocurre es que cuando los servicios de limpieza van a retirar las cenizas se
encuentran con que hay una sorpresa, y es que hay un cadáver calcinado que se
encontraba escondido entre la leña. La víctima es identificada como Manuel Velasco un joven que fue acusado
de violación, pero que tras el juicio fue declarado inocente. La pregunta es
¿casualidad o venganza?
La inspectora Lara Samper y la subinspectora Berta
Guallar son las que llevaron el caso y por eso son pronto llamadas para la
investigación. Su trabajo habitual es para el Servicio de Atención a la Mujer
en Zaragoza, SAM, ciudad donde está ambientada la novela, y ellas trabajaron duramente porque este chico fuese condenado
y ahora en una ironía cruel se ven abocadas a buscar quien ha “hecho justicia”.
Los prejuicios fuera y al lío, hay que encontrar al asesino. Y quién es la
bonica que saca fuerzas para ir a la casa de la víctima de la violación Noelia Abad y preguntarles a los
miembros de la familia qué es lo que estaban haciendo el día de la muerte, mirándoles
a los ojos, porque fijo que van a encontrar alegría en ellos cuando les comuniquen
la noticia, porque todos lo han pasado muy mal.
Estas dos mujeres son compañeras de
trabajo y profesión, pero no pueden ser más antagónicas y con este hecho es con
el que mejor ha jugado la autora al poner sobre el papel dos subtramas que nos
van a absorber por completo.
Por una parte, tenemos a Lara, fría, dura,
autosuficiente, guapa y femenina que ha tenido que hacerse valer por encima de
su físico, tiene problemas con el sueño y no deja traslucir nada de lo que está
pasando por su cabeza, algo que se agrava por momentos conforme se va acercando
una fecha. Qué pasó aquel día que tanto la marcó, quién era Use que tanto
significaba para ella, qué le ocurrió y sobre todo porqué se fue lejos del
equipo del que formaba parte serán las grandes incógnitas que sobrevolarán
nuestra lectura haciendo que todo tipo de conjeturas ronden por nuestra cabeza
y nos preguntemos quién es Use, qué relación tenía con ella y con su jefe Luis Millán.
Por otro lado, tenemos a Berta, una mujer
que no puede dejar de implicarse emocionalmente en sus casos, tiene dos hijos y
hace auténticos equilibrios para hacer verdad eso de la conciliación laboral,
que no se cree nadie y menos en un trabajo como el suyo. Está casada y aunque
su marido está ahí, no se puede decir que la apoye mucho, precisamente. Al
final acaba tragándose los problemas porque no termina de tener confianza con
él. Para colmo hay un caso antiguo en el que Santos Robles, un presunto (siempre presunto hasta que no se
demuestre lo contrario), pederasta al que también presuntamente vejó, se está
cebando con ella en las redes sociales. La está destrozando desde su blog en el
que se está produciendo un linchamiento de las hordas furiosas contra la
policía, sin tener en cuenta que este pobre ancianito tal y como se muestra podría
ser el lobo feroz más cruel del cuento. A pesar de todo ella sigue adelante,
porque es la puta ama.
Con estas dos mochilas a sus espaldas, sin
contarse nada entre ellas de aquello que las preocupa, van a cumplir con su
trabajo y van a encontrar al asesino de Velasco, por más que les revuelva las
tripas. Para ello entrarán en un mundo de adultescentes
lleno de mucha hormona y poca neurona, en el que los gallitos del corral
pelean por hacerse con los premios a los coches mejor tuneados y las chicas
igual, pero siendo ellas mismas las tuneadas.
Con todos estos ingredientes nos metemos
en una novela que no da respiro, la autora salta de uno al otro personaje y
cómo ven las cosas que están ocurriendo y cómo las afecta en su día a día y con
su personalidad lo que nos enriquece mucho el panorama, además va tratando
temas horrendos pero que están ahí, en los informativos de cada día, nos
salpican a veces más, a veces menos, más de lejos y otras más cercanos y se van
poniendo los pelos de punta, y no puedes parar de leer. Comienzas con un
poquito más, venga otro capítulo y cuando quieres darte cuenta lo has
terminado, casi sin respiración en un final de los que te dejan impresionada y
exhausta y ahora es cuando tienes que echar marcha atrás, releer los montones
de párrafos que has dejado marcados, reflexionas sobre todas esas realidades y casi
rezas porque solo se trate de una novela, que solo sea imaginación, todo eso no
exista, pero no, levantas la cabeza y ahí están:
Los malos tratos a las mujeres, violencia
de género con la que tienen que lidiar cada día, hombres posesivos que se creen
con derecho a callarte con una bofetada, humillaciones continuas en el entorno
familiar, denuncias que se ponen porque lo del golpe con la puerta no cuela,
denuncias que se retiran porque solo fue un pronto, me ha prometido que no lo
hará más.
Críos que no piensan mal cuando alguien
les hace un ofrecimiento a pesar de que sus padres se lo han repetido mil
veces, y eso hace que la sensación de culpa y de vergüenza sea aún más acusada
y tengan miedo de contar dónde se han metido.
Micromachismos diarios en los que la
víctima cae una y otra vez porque si yo no hubiese ido, si no hubiese dicho, si
no hubiese llevado puesto tal ropa. La culpa, el miedo, la vergüenza que cae
como una losa sobre aquellas que han sido sometidos por no haber luchado más,
por no haber hecho las cosas de otra forma, cuando no se dan cuenta de que
ellas no son las responsables de lo que pueda hacer un malnacido.
Las palabras grandilocuentes de los
políticos y responsables cuando hablan de la conciliación familiar y sus
bondades, mientras la realidad se lleva por delante todos los propósitos.
La justicia y la ley, esos términos que a
pesar de que deberían ser coincidentes están tan lejanos, y las consecuencias
que tienen para aquellos que entran en ese enorme aparato del estado, las
víctimas y los verdugos, y sus familias, cómo lo llevan durante y después del
proceso, cómo lo encajan o cómo los aplasta.
Y cultura, retazos irónicos de cómo
murieron varios personajes históricos.
Todo eso está ahí, en esta novela que tienes
que leer, porque podría darte muchas más razones, pero solo acabaría
destripando una historia que seguro que te fascina.
En conclusión, una novela muy real, bien
escrita, bien armada con unos personajes fascinantes, una trama y subtramas que
te atrapan, diálogos bien construidos y mucho material para la reflexión. La
recomiendo sin dudar, os va a encantar.
Con este libro he participado en la
lectura simultánea de la iniciativa #SoyYincanera que organizan los blogs
de tinta en vena y Kayena: Negro sobre blanco, donde hemos debatido mucho y bien.
Impagable la interacción que ha tenido con nosotras la autora ante dudas y
comentarios. Es muy de agradecer.
“Gracias
a los asientos en primera fila de los que disfrutaba por ser policía, era
consciente de la cantidad de tarados que existían y de que cada año crecían de
forma exponencial.”
“Chicos
que se correspondían con el patrón del que controla a su pareja como parte de
su relación para no quedar en mal lugar con sus colegas, para demostrar que no
eran unos calzonazos. Chicas que juzgaban normal que su pareja alguna vez le
hubiera hecho sentir miedo, le hubiera controlado el móvil, la ropa, la gente
con la que quedaban e incluso que, al romper, difundiera imágenes suyas para
humillarla.”
Saludos y a disfrutar leyendo.