Título: La culpa la
tuvo Eva
Autora: Alicia
Domínguez
Ilustradora:
Cari Santos
Editorial: Olé
libros
Primera edición: 21
de diciembre de 2020
Nº de páginas: 188
ISBN: 978-84-18208713
Género: Relatos,
narrativa
Autora
Alicia Domínguez, nacida en Madrid en 1966, aunque se considera gaditana de adopción. Es doctora en Historia por la Universidad de Cádiz y Máster en Gestión y Resolución de
Conflictos por la Universidad Oberta de Catalunya. Ha publicado El verano que trajo un largo invierno (Quorum Editores, 2005), Viaje al centro de mis mujeres (Editorial Proust, 2016) y Memorial a Ellas. Que su rastro no se borre (Editorial Proust, 2018). En la actualidad, colabora con varias revistas literarias y es articulista de ‘La Voz del Sur’. Su última publicación es un libro de relatos La culpa la tuvo Eva.
Sinopsis
¿Qué tienen en común un ranchero australiano que se ve
obligado a abandonar su tierra por la sequía con un inmigrante ecuatoriano cuya
vida se quebró por culpa de un desgraciado accidente? ¿O una auditora cuyos
escrúpulos le impiden falsear las cuentas de una multinacional con un
oficinista cuya vida gris se ve alterada por la adquisición de un callicida con
el que establece una relación casi erótica? ¿O una víctima de violencia de
género que se siente obligada a ayudar a su maltratador, aun a riesgo de su vida,
con una superviviente del desastre de Chernóbil? ¿O una enana, convertida en
mujer bala, con un yonqui que urde un plan para desvalijar la casa de una
anciana? ¿O una enferma de cáncer ávida de vivir su último viaje a Nueva York
con un médico de un CIE en lucha entra lo moral y lo legal? ¿y todos con Eva,
la primera mujer? Tal vez nada, o tal vez todo… Un todo basado en ese supuesto
pecado original que nos hizo libres, aun a riesgo de sufrir.
Opinión
El libro que traigo es de esos que como los buenos
vinos hay que degustar poco a poco, voy a explicar por qué. Ya conocía a la
autora y he viajado al centro de sus mujeres, así que sabía que lo mejor era
tomarlo con calma en mi reencuentro.
Se trata de un libro de relatos, veintiuno exactamente,
que la autora va a ir desgranando acerca de un eje común, el libre albedrío, o la
libertad que tenemos para tomar decisiones, unas más acertadas, otras menos, pero
esa posibilidad de elegir.
Es un libro no muy extenso, podría haberlo leído en un
par de sentadas, pero no, no se pueden leer rápido unos relatos tan bien
escritos, porque si algo notas desde el mismo momento en que entras en sus
páginas es que el lenguaje adquiere otra dimensión en ellos, están cuidadosamente
narrados y pergeñados de una forma delicada, amena que te invita a recrearte en
cada uno de ellos. Vas a encontrar unas historias que en su justa medida dan la
información necesaria para centrarte, meterte en el meollo de lo que quiere
contar… apunta y de forma certera te acierta en el lugar en el que el corazón se
encoge y el estómago se cierra, ladeas la cabeza, enjugas una lágrima y dices
sí, así sí.
Pues eso, como comprenderéis hay que degustarlos, recrearte
en ellos.
Imaginas a los personajes con toda su fuerza, esa que
los va a llevar a tomar la decisión que les va a condicionar su vida. Presente
está el amor en todas sus formas, el de madre, el de padre, el de hija, el
romántico, el perdido, el amor propio y te enfrentas a historias tiernas,
tristes, duras, curiosas y sales de ellas con una nueva mirada, porque frente a
ti está la enfermedad, el miedo, la rutina, la culpa, esa última oportunidad
que no puedes perder, e incluso la pena enraizada de la búsqueda de los
familiares que desaparecieron en la guerra y que siguen buscando con ahínco sus
huesos.
Son muchas Evas, y también hay Adanes y la verdad es
que es complicado elegir cual me ha gustado más, supongo que “Once minutos”,
que tiene toda la garra y la fuerza o ese que te deja con la boca abierta por
su ironía “Hoy tenía el cenizo”, o el estremecedor “Puta, tú” o “Redención”.
Desde luego no me ha sobrado ninguno, y lo he llenado de post-it para volver a
ellos, que volveré; es la ventaja de los relatos, son cortos y se pueden releer
una y otra vez.
En resumen, un libro de relatos que es una auténtica
delicia, en el que todo es a destacar, temas, personajes y esos sentimientos a
flor de piel, que con una prosa limpia y bella te hace pasar unos momentos
inolvidables. Muy recomendable, de verdad.
“Al contacto con su calor, se disipan
todas las dudas.”
“Su hijo la abraza, mientras me dirige una
mirada tan triste que estoy tentada de correr hablarle a él. Le sonrío con una
dulzura y una calma que, en verdad, no siento.”
Saludos, a leer y cuidaos mucho.