Título: Todos los
demonios
Autor: Luis Roso.
Editorial:
Alrevés.
Fecha publicación:
8 noviembre 2021.
N.º de páginas:
440.
Género: Novela negra
Autor
Melanosporum en el festival Morella Negra a la mejor novela negra novel del año 2016. A esta le siguió Primavera cruel, publicada en el 2018, y Durante la nevada, en 2020. Actualmente trabaja como profesor de secundaria.
Sinopsis
Verano de 1960. Un alto cargo de una institución
pública alemana es salvajemente asesinado en Madrid, y el gobierno español
trata de evitar un incidente diplomático asignando la investigación a uno de
los detectives estrella de la policía: el inspector Ernesto Trevejo.
Acompañado de una misteriosa profesora norteamericana,
el inspector Trevejo rastreará el origen de un cuadro expuesto en un museo de
Zúrich, que parece ser la clave del crimen, y sin pretenderlo se verá envuelto
en una espiral de sangre y secretos en torno a uno de los aspectos más sombríos
del régimen franquista: los fugitivos nazis refugiados en territorio español
desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Opinión
Hoy traigo una novela de un autor que me gusta mucho
como escribe y de la cual hemos hecho una lectura simultánea en el grupo Soy
Yincanera, gracias a los libros que ha aportado para el sorteo la Editorial
Alrevés que, sin ánimo de peloteo, es garantía de calidad.
Se trata del tercer libro que tiene como protagonista
al inspector Enrique Trevejo, de la que soy fan absoluta, me gusta su
carácter cínico, resuelto, valiente, aunque a veces se considere cobarde y con
las ideas bastante claras acerca de lo que quiere, busca y desea. Y lo más
importante sabe cuando tiene que hablar y cuando callar y qué callar. Es
apuesto, no lo dice porque es el narrador y es modesto ahí, aunque lo podemos
deducir por el éxito que tiene con las mujeres, por cierto, sigue soltero.
La acción se sitúa en el año 1960, en plena guerra
fría, con España en una situación delicada, ya que los aliados, ganadores de la
Segunda Guerra Mundial tienen un boicot hacia nuestro país, que a duras penas
intenta salir de una posguerra muy complicada a nivel internacional, y ni
hablar de hasta qué punto a nivel nacional.
Estamos en Madrid, en pleno agosto cuando se comete un
crimen complicado y peliagudo, el director del Instituto Goethe de la capital, Jude
Kochansky, judío, aparece asesinado en su despacho con signos de tortura, se
trata de una situación muy peliaguda que no interesa airear y necesita ser resuelto
rápidamente, sea como sea, el mismísimo ministro de Asuntos Exteriores se
pondrá al frente y le encargará el caso al comisario Gabriel Rejas, que
obviamente echará mano de su hombre más inteligente, el comisario Trevejo.
Al día después encuentran asesinado a un cura de un
pueblo de Toledo, Ramón Sabater y a su “asistenta”, la forma en la que
lo han asesinado es muy similar, lo que le hace pensar que pueden estar
relacionados. Complicado lo tiene, el asesinato de un extranjero que equivale a
unos cuantos asesinatos de compatriotas, una sotana de por medio, habrá que
darle carpetazo rápido. Y ahí es cuando conoce a la empleada y amiga del
director, Mary Clarke, una joven viuda norteamericana que cuando se
entera del asesinato se ve muy afectada ya que además de jefe era amigo. Podría
ser que un cuadro sea la clave de todo.
Cuando Trevejo sienta que le siguen comenzará una historia
apasionante en la que el espionaje será el protagonista, los norteamericanos,
los israelíes con sus cazanazis, los judíos y los muchos nazis que escaparon de
Alemania tras la guerra y que se encuentran en nuestro país viviendo de incógnito
entrarán en un peligroso juego en el que todos querrán ser los primeros y
convertirá el suelo patrio y Portugal en un gran tablero de ajedrez y de
muerte.
La acción no es tan rápida como para poder tratarla
como un thriller, pero sí que las circunstancias de los personajes hacen que no
puedas parar de leer. Ernesto va a tener que tomar decisiones de mucho calado y
lo vamos a encontrar en medio de un fuego cruzado, teniendo que elegir según sus
propias ideas y sentimientos. Su vena más conservadora y egoísta se peleará con
la que pretende llegar al final y la resolución de los casos, no solo serán los
asesinatos lo que lo desgarrarán sino el porqué de estos, las implicaciones que
cada uno de los personajes tiene en ellos, llegando a un punto en el que no se
podrá fiar de nadie ya que todos tienen algo que ocultar, incluso él mismo.
Trata varios temas espinosos como son el papel de la
iglesia en la guerra y posguerra, la presencia consentida de asesinos nazis que
encontraron acomodo en nuestro país sin ningún problema por parte de las
autoridades.
Se aprecia un notable crecimiento de Trevejo como
personaje, no solo por el hecho de que se haga internacional, sino por la
sensación de búsqueda de tranquilidad y sosiego en su vida, sigue siendo cínico
y corrosivo, aunque, menos que en las anteriores entregas, o al menos es así
como yo lo he apreciado.
Dado que es él mismo quien nos cuenta las historias y
son autoconclusivas se van a poder leer en el orden que se quiera, pero eso sí,
puedes perderte esos pequeños matices que yo precisamente he detectado. Por lo
demás la escritura de Luis Roso es como siempre muy elegante y cuidada, con
abundancia de diálogos certeros y llenos de ironía y cinismo, lo que le aporta
una gran agilidad a la novela que te dura poco en las manos.
En resumen, una novela policiaca con gran dosis de espionaje,
crítica, mordaz y entretenida que trata temas de mucho calado social de forma sobria,
con personajes secundarios bien perfilados, Mary Clarke me ha encantado, y un
Trevejo más maduro que me ha dejado con ganas de nuevas entregas. Bastante
recomendable.
“Quiero decir que invierto cada peseta que
gano al final en mí misma. Sobre todo en viajar y ver mundo pero también en
libros, que al final es lo que me apasiona, y es lo que soy: una adicta al
saber, a la cultura.”
“- Indiferente es alguien al que le da igual todo. A mí no me da igual todo. Lo que pasa es que, si tengo la certeza de que no voy a poder cambiar las cosas a mejor, sino quizá solo a peor, pues prefiero no hacer nada.
- Eso es casi peor que ser indiferente.”
Saludos, seguid leyendo.