Título: El comensal
Autora: Gabriela Ybarra
Editorial: Caballo de Troya
Primera edición: Junio 2015
Nº Pag: 176
ISBN: 9788415451556
Género: Narrativa actual, autobiografía
Autora
Gabriela Ybarra nació en Bilbao en 1983. Es licenciada en administración y dirección de empresas por la Universidad Pontificia de Comillas y máster en marketing en la Universidad de Nueva York, ciudad en la que vivió tres años. Actualmente reside en Madrid, donde trabaja analizando redes sociales y elaborando estudios de mercado. El comensal es su primera novela
Sinopsis
Una novela autobiográfica
en la que la autora trata de comprender su relación con la muerte y la familia
a través del análisis de dos sucesos: el asesinato de su abuelo a manos de ETA
y el fallecimiento de su madre. La muerte es un acontecimiento de primer orden.
Cuando la parca se lleva a un ser querido heredamos lo que quedó sin
resolver, y el dolor, o la liberación, que acarrea el deceso se extiende en el
tiempo hasta que el vivo asume no sólo la desaparición del otro, sino también
parte de la suya propia en la medida en que estamos hechos de retazos de los
demás. En esta novela autobiográfica Gabriela Ybarra trata de comprender su
relación con la muerte y la familia a través del análisis de dos sucesos: el
asesinato de su abuelo en 1977 a manos de ETA y el fallecimiento de su madre en
2011 por un cáncer. Así, la primera parte de El comensal es una reconstrucción
libre (por tanto, no esconde la parte de ficción de toda memoria) del secuestro
y posterior asesinato del empresario español Javier de Ybarra, quien también
fue alcalde de Bilbao y presidente de la Diputación de Vizcaya durante el
régimen franquista. Aunque esta muerte ha sacudido a todo el clan familiar (los
padres de la protagonista tienen que abandonar el País Vasco y convivir con un
escolta), no es hasta que la madre de la narradora enferma fatalmente que los
duelos no hechos y las herencias políticas no asumidas (a veces por ignorancia)
estallan.
El comensal es una novela
importante por dos cosas: la narración de un conflicto histórico desde un lugar
personal procurando la huida del victimismo y el reconocimiento de la importancia
que tiene el hacer visible la muerte para asumirla. Acostumbrados como estamos
a que los procesos de deterioro y fin de la vida se escondan, la novela
sorprenderá por lo que tiene de reconciliación con la enfermedad, que aquí es
relatada con luminosidad y sin puritanismo ni autocompasión.
Opinión
Cuentan que en mi familia siempre
se sienta un comensal de más en cada comida. Es invisible, pero está ahí. Tiene
plato, vaso y cubiertos. De vez en cuando aparece, proyecta su sombra sobre la
mesa y borra a alguno de los presentes.
El libro que traigo hoy
tiene una portada con un resumen que deja poco a la imaginación, algo que no me
gusta demasiado. Me llaman las sinopsis de los libros que insinúan, no que
cuentan tanto.
Y como dice, se trata de
una historia autobiográfica, en la que la protagonista Gabriela Ybarra, se
acerca a la muerte de dos seres queridos que han marcado su vida.
La muerte de su madre por
cáncer hace que ella y los suyos se vean enfrentados a un suceso que no creen probable, que
pensaban que los esquivaría, y ella tratando de entender el proceso de duelo y la
muerte, se irá hacia atrás en busca de los recuerdos de su padre en la muerte de
su abuelo.
Googleando, internet
estará presente a lo largo de toda la narración, como es lógico en una chica de
la generación de las redes sociales, irá al pasado y a camino entre diario y
crónica periodística nos contará el secuestro de su abuelo.
El 20
de mayo de 1977 a punta de pistola un comando de ETA formado por cuatro
personas secuestraba al industrial Javier Ybarra en presencia de toda su
familia. Pidieron a cambio de su vida una cantidad desorbitada de dinero para
aquella época, 1000 millones de pesetas, que les resultó imposible reunir. El
posterior asesinato de su abuelo, las veladas amenazas, el ambiente
inquietante, de miedo rasposo y gélido a un nuevo secuestro o asesinato hace
que tras tener que vivir rodeados de escoltas, decidan dejar Neguri y
trasladarse a Madrid en 1995.
Cuando ella está viviendo en Nueva York con una
libertad que hasta ahora no había notado, se tiene que enfrentar como una
bofetada al diagnóstico de cáncer de colon de su madre, un cáncer que no
admiten desde el principio, ni su madre, tan sólo tiene 52 años, como la
familia. No va a ocurrir nada será el mantra que los envolverá. Pero la
negación no será suficiente y su madre morirá.
Gabriela con un ejercicio de contención y de evasión
se centrará en buscar una vez más en san google información sobre el muchacho
que envió un paquete bomba a su padre.
Son hechos que le causan dolor y estupefacción a la
vez, porque los nota ajenos, ella no parece sentir ni odio ni rencor, realmente
no sé si éso supone perdón. Supongo que sí.
Como parte del proceso de duelo realizará al año
siguiente un periplo por todos los lugares que compartió en los últimos días de
su madre.
Lo que más me ha sorprendido en este libro ha sido
la frialdad, la distancia, no he logrado conectar con la protagonista porque me
ha parecido demasiado contenida, demasiado medida en los sentimientos.
Hay un dolor sordo y mantenido, lleno de silencios,
abrupto, desgarrador pero me ha resultado ajeno.
Por todo lo demás, un debut muy interesante, la
escritura es limpia, pulcra y bien trazada. Los temas tanto el ambiente del
País Vasco, el abandono de la lucha armada y la nueva sociedad, el cáncer y la
superación de miedos y dolores muy interesantes.
Me gustaría mucho conocer otras opiniones sobre el
libro, de gente de a pie. A nivel mediático ha tenido una gran cobertura.
“Durante los años más duros de principios de los
ochenta, los llamados de plomo, los vecinos simulan que no pasa nada: juegan al
tenis, toman el aperitivo, salen a navegar y visitan los merenderos de Berango.
La tensión se esconde. Un coche en llamas, un muerto y a las pocas horas todo
vuelve a parecer normal”
Saludos y a leer.