Autor: Ibon Martín
Editorial: Travel bug
Primera edición: Año 2015
Nº Páginas: 440
ISBN: 9788494407710
Género: Novela negra, thriller, suspense
Autor
Ibon Martín Álvarez,
nacido en Donostia en 1976 es licenciado Periodismo y ha trabajado para varios
medios de comunicación. Desde hace unos años invierte su tiempo en viajar y en
escribir sobre ello. Excursionista y periodista especializado en ocio y viajes,
como él mismo se define, es autor de una amplia gama de guías sobre destinos
vacacionales, y también de tres novelas, por ahora: El valle sin nombre (2013), El
faro del silencio (2014) y La fábrica
de las sombras (2015)
Sinopsis
Anochece en el norte de Navarra. Una fría niebla flota entre los árboles de la selva de Irati, que duerme despojada de hojas en su letargo invernal. Una joven aparece ahorcada en los arcos de la Real Fábrica de Armas de Orbaizeta. Cuando todas las hipótesis apuntan al suicidio, la escritora Leire Altuna recibe el encargo de investigar el caso. No será fácil. Tendrá que buscar respuestas en un remoto pueblo de apenas una docena de habitantes, un lugar inquietante donde nada ni nadie es lo que parece. Sus pesquisas, que la colocarán en el centro de una macabra diana, sacarán a la luz viejas traiciones y secretos familiares desgarradores. Mientras tanto, las gélidas aguas del río que atraviesa el lugar volverán a teñirse de sangre.
Anochece en el norte de Navarra. Una fría niebla flota entre los árboles de la selva de Irati, que duerme despojada de hojas en su letargo invernal. Una joven aparece ahorcada en los arcos de la Real Fábrica de Armas de Orbaizeta. Cuando todas las hipótesis apuntan al suicidio, la escritora Leire Altuna recibe el encargo de investigar el caso. No será fácil. Tendrá que buscar respuestas en un remoto pueblo de apenas una docena de habitantes, un lugar inquietante donde nada ni nadie es lo que parece. Sus pesquisas, que la colocarán en el centro de una macabra diana, sacarán a la luz viejas traiciones y secretos familiares desgarradores. Mientras tanto, las gélidas aguas del río que atraviesa el lugar volverán a teñirse de sangre.
Ibon Martin teje una historia de intriga y pistas
falsas sin igual, una trama trepidante que arrastra al lector a
un territorio poblado de mitos y leyendas. La narración vuela
con maestría entre los oscuros años del contrabando en la frontera y un
presente plagado de sombras. Unas páginas estremecedoras que nos Recuerdan que
el mal y el ayer nunca cierran del todo la puerta.
Opinión
Una vez más este libro ha llegado a mis manos por
una lectura conjunta que ha organizado Laky en su blog Libros que hay que leer,
y que su autor Ibon Martín ha proporcionado.
Su anterior libro me pareció fascinante, al menos lo
que leí sobre él, así que podéis imaginar la alegría que sentí cuando me tocó,
nada comparable con la que sentí cuando comencé a leer. Porque se trata de una
novela con mucha intriga con unos personajes muy particulares, y un protagonista
principal: La ambientación, pero mejor os voy contando.
La protagonista de la anterior novela, y ahora de
esta es Leire Altuna, una escritora
de romántica que ha cambiado de género tras verse envuelta en un caso ya
resuelto. Ahora mismo está sumergida en la escritura de la que pretende ser la tercera
entrega de una trilogía de novela negra, y además se encuentra en pleno bloqueo
creativo, en el que sobre todo tiene ganas de perder de vista a su agente
literario, Jaume Escudella que la
está sometiendo a un marcaje de tiempos y soluciones acerca de su próxima obra,
al cual ella no se encuentra acostumbrada.
Cuando su amiga Ane
Cestero, agente de la Ertzaintza a la que conoció en el caso del “Sacamantecas”
(libro anterior) viene entristecida por la muerte de su prima Saioa Goienetxe, y le cuenta que está
convencida de que no es un suicidio tal y como pretenden catalogarlo y cerrarlo,
sino un asesinato, ella ve el cielo abierto.
Saioa era la historiadora encargada de la
rehabilitación de las ruinas de La Real Fábrica de Armas de Orbaizeta y estaba muy contenta con su
puesto y con el comienzo de las obras. Sin embargo la han encontrado colgada de
uno de los arcos de dichas ruinas y dicen que es un suicidio. Por motivos tanto personales como de
competencias, la agente no puede investigar y le pedirá a Leire que lo haga por ella.
Para la autora es toda una alegría, la trama se puede convertir en novela y los
parajes le pueden servir de inspiración; deja el faro en el que vive y se dirige
hacia allí a investigar in situ.
Leire llega al pueblo tras un accidentado y extraño
viaje y en Orbaizeta, Navarra, encontrará una gran reticencia a la rehabilitación. Las
familias que viven en el barrio donde se hayan enclavadas las ruinas no son el paradigma de la cortesía y la hospitalidad
y se encontrará con un muro de cerrada hostilidad.
Cuando aparece otra víctima y comienzan a suceder hechos ciertamente extraños, se va
vislumbrando que el suicidio no ha sido tal y que alguien no está interesado en
que continúen las obras. El porqué no está nada claro, pero todos coinciden en
que las cosas deben seguir como están y el pasado no se debe remover. Para
colmo la selva y sus criaturas parecen estar detrás de todo, o eso quieren
hacer creer.
Evidentemente
con los últimos acontecimientos ya no es Leire la única investigadora,
ya está al cargo la Policía Foral, con el inspector Igor Eceiza a la cabeza, que por deferencia a su compañera Cestero,
dejarán colaborar con ellos.
Los habitantes del barrio parecen sacados de una
película de terror, un cura de los de sotana y fe enfermiza, dos viudas, madre
e hija que se niegan a hablar con nadie y que se refugian en la religión, una
enfermera realmente siniestra y su huidizo marido, el actual dueño de los
terrenos de la Fábrica. El autor nos los va describiendo de forma sencilla,
nada forzada, siguiendo el patrón de las visitas que hace Leire a cada uno de
ellos. De esta forma los personajes y los hechos que van a ir sucediendo le
suministrarán cada vez más material para seguir con su novela.
Después de conocerlos la sensación de miedo y
claustrofobia se acentúa, todos parecen esconder algo, se odian y a la vez
saben todo de todos, y su único afán es que todos los foráneos se marchen, se
olviden de los asesinatos y seguir con su rutinaria y asfixiante vida. Un
pueblo lleno de sospechosos de asesinato nada menos.
Paralelamente comenzamos a enterarnos de una
historia que comenzó en el año 1958, con los trapicheos y contrabando de los
pasadores que introducían mercancía desde Francia, que está a tiro de piedra de
la aldea. Conoceremos la historia de Tomás,
un pequeño que de la mano de su padre y como si fuese una tradición no escrita,
lo introducirá en ese mundo de mayores en el que se ganan la vida las gentes de
la frontera, siempre huyendo de la Guardia Civil que vigila ese mercadeo
ilícito, llevándose tajada, permitiéndolo o combatiéndolo hasta la muerte.
Las dos historias van a ir paralelas y el lector se
preguntará hasta casi el mismo final, qué tienen que ver la una con la otra.
En la trama actual se producen sorpresas, sustos,
giros inesperados que hacen que tengas el corazón a mil, y cualquier cosa te da
unos sobresaltos de muerte, doy fe de ello, y te llevan hasta un final que te
deja totalmente boquiabierto, porque aunque es inesperado, está perfectamente hilvanado
y argumentado.
Y ahora es cuando llega el último y para mí el absoluto
protagonista de la novela, y es la ambientación.
Estamos en la
selva de Irati, un bosque de cuento en el que los árboles constituyen una
maraña de colores en primavera y otoño… pero ahora los hechos transcurren en
invierno, no hay hojas, solo existe una selva de ramas grises envueltas en
niebla, un silencio inquietante sólo roto por los sonidos de aves que parecen
de mal agüero y el murmullo de los arroyos y el río, deslizándose quedamente a
través de las ruinas.
A mi parecer
lo ha bordado, mi imaginación voló y se recreó en cada uno de los sentimientos
que quiere trasmitir , el frío, la humedad e incluso esa gota de sudor helada
que cae por la espalda cuando pasa algo.
Sólo le pongo un pero al autor, y otro a mí. Al
autor, que el personaje de Leire resulte poco creíble en su relación con las
fuerzas de seguridad y algunas de las
cosas poco probables que hace. Y a mí, que me he pasado todo el tiempo haciendo
comparaciones con la trilogía del Baztán, de Dolores Redondo, y es algo que no
me perdono.
Por lo demás, muy recomendable. Si encima se lee en
una tarde de manta, sofá y lluvia, un placer extraordinario.
Saludos y a leer.