Título:
El
dolor de los otros
Autora:
Dolores
Conquero
Editorial:
Cuadernos
del laberinto
Primera
edición: 18 de marzo de 2025
N.º
de páginas: 108
Género:
Ensayo,
sociología
Autora
Dolores Conquero (Castro Urdiales, Cantabria) es periodista, licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense. Escribió durante diez años en todos los suplementos de El País, donde se especializó en entrevistas y reportajes, y ha sido Jefa de sección en la revista Marie Claire y de
Edición en Mía. También ha ejercido puntualmente como guionista de televisión (Todos los hombres sois iguales, Versión española) y colaborado en publicaciones especializadas de cine como Nickel Odeon. En 1997 obtuvo el accésit del Premio Gerardo Diego de Poesía, concedido por los poetas José Hierro y Claudio Rodríguez.
Es autora de los libros ¡Filmando! Seis maneras de hacer cine en España (Nuer), Amores contra el tiempo (Planeta) y Soñé en La Habana. Ha participado en el libro Sean Connery: el hombre que dijo nunca jamás, y en las antologías de relatos Amores canallas y Eros y periodismo. En 2021 publicó su poemario Antes de despertar (Cuadernos del laberinto). En 2024 se alzó con el V Premio Internacional Cuadernos del laberinto de Pensamiento, 2024 con su obra "El dolor de los otros".
Sinopsis
En un mundo en el que tenemos acceso, en vivo y en directo,
a una información ingente y muchas veces terrible, son muchas las personas que
evitan a diario las noticias. Pero lo que para muchos es un acto de egoísmo,
para otros no es más que una manera de protegerse, de no perder las ganas de
vivir. Porque en una sociedad que, con frecuencia, nos parece cada vez menos
empática, también se da el caso contrario: que hay gente que lo es en exceso.
Más allá de las razones de ambas posturas, hay un hecho innegable: las guerras,
el hambre, las injusticias han existido siempre, pero somos la primera sociedad
que sabe de ellas casi al instante y con multitud de detalles.
En El dolor de los otros, Conquero analiza cómo nos han llegado las
noticias a lo largo de la historia y cómo se ha ido forjando ese sentimiento
escurridizo —la empatía— que unos defienden y otros denostan con muy diversos
argumentos. Registra hechos que marcaron un antes y un después en la
información e indaga en testimonios que arrojan luz sobre un tema con múltiples
aristas. El sensacionalismo, la decisión de mostrar o no mostrar cadáveres o la
creciente sensación de peligro son algunos de los asuntos que trata. También,
qué podemos hacer para que la sobredosis de información no nos paralice.
La autora recuerda el síndrome de Stendhal y se pregunta si, igual que existen
personas que colapsan ante la belleza, otras pueden colapsar ante el dolor
ajeno. Pero también recuerda que tenemos obligaciones como ciudadanos, como
seres humanos, a las que no podemos dar la espalda.
Opinión
Este ensayo que ha ganado el Premio Internacional
Cuadernos del laberinto de Pensamiento el pasado año, ha llegado a mí en unos
momentos en los que realmente necesitaba y necesito reflexionar acerca de cómo
me afectan las noticias que nos bombardean a diario.
Hay dos grupos muy diferenciados, y alguno intermedio,
pero están los que quieren vivir y hacen todo lo posible por vivir al margen de
todo aquello que les pueda afectar, obvian las noticias y trazan una línea que
divide su burbuja del mundo real, y están los que se implican, se ven afectados
por lo que pasa y hacen del dolor de los demás algo más suyo. También nos hará
reflexionar entre la diferencia entre sentir empatía o compasión, que no son
para nada lo mismo.
Hace años no teníamos un acceso tan brutal e inmediato
como ahora mismo, la autora echa la vista hacia atrás y nos muestra cómo se
dieron a conocer grandes catástrofes de nuestra historia más reciente. Lo que
no se ve no existe, es una de las máximas que había en los tiempos más
pretéritos. Duele, pero menos.
La aparición de la fotografía de guerra en nuestras vidas hace
que las malas noticias se hagan más reales, algo que en la Primera Guerra
Mundial aún no se conseguía apreciar. Con posterioridad la Guerra Civil
española, y la Segunda Guerra Mundial supusieron el nacimiento del
fotoperiodismo, ella nos lo cuenta, yo pienso ahora mismo lo complicado que
sería en la época del negacionismo sistemático, si no hubiese documentos
gráficos, qué podría pasar…
Desde ahí hasta la actualidad ha habido muchos hechos
que nos han afectado y los medios de comunicación han tenido que tomar la
decisión de filtrar o no las imágenes, que serían lo que impactaría más a la
gente. La aparición de más canales de televisión también supuso una lucha por
ellas, y eso probablemente diera lugar a la búsqueda o no del morbo. Otro punto
a analizar, se deben mostrar o no los cadáveres, eso da mucho para pensar.
La irrupción de las redes sociales y nuevos medios de
comunicación han hecho que tengamos una sobreexposición al dolor ajeno, y llega
un momento en el que parece que deja de importarnos, desconectamos. Solo nos
afecta lo más cercano, parece que hubiese muertos de primera y de segunda.
Hay mucho más y muy bien desarrollado en pocas páginas
en las que, en mi modesta opinión, no sobra nada y da mucho que pensar. A mí me
ha ayudado a ver que no soy la única que tiene un exceso de empatía y eso es
algo que tengo que trabajar para que la realidad no me engulla.
En definitiva, un ensayo sobre la evolución en la
información que nos llega, cómo nos llega y cómo debemos aprender a
gestionarla, para poner los pensamientos en orden y no perder la humanidad por
el camino. Os lo recomiendo.
“A partir del
caso Omaira la tele cambio el modo de enfocar los sucesos.”
“Stendhal colapsó
porque sobrepasó su umbral de belleza, muchos otros colapsarán o corren el
riesgo de hacerlo porque ni quieren ni pueden vivir ajenos a lo que es les
pasa a sus semejantes.”
Saludos y nos vemos en los libros.
En los últimos años podemos ver las guerras desde la comodidad de nuestra casa... Y al final no somos capaces ya de percibir todo el dolor que realmente produce e incluso ni le prestamos atención... Da miedo. Interesante este ensayo.
ResponderEliminarBesotes!!!
Es algo con lo que le doy mucho a la cabeza y este ensayo me ha servido para poner orden y para recordar muchos "hechos históricos" que nos apabullan. Besos
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