sábado, 6 de diciembre de 2014

Y DE REPENTE...UNA GRAN FAMILIA, con Alejandro Palomas


Todo comenzó el día que me enteré que Alejandro Palomas, al que conocí una vez más por los mundos virtuales, venía a Málaga el 3 de diciembre.
Tenía tres amigos, auténticos entusiastas de este autor, que me animaron de forma unánime a leer sus obras y a conocer al autor.
Como aún tenía tiempo, comencé a indagar y buscar sus obras. Búsqueda infructuosa, tengo que decirlo. No estaba en la biblioteca, ni en ninguna de las librerías de los alrededores. Sorprendente...o no.
Teniendo en cuenta como está el patio, los títulos que se pueden encontrar son siempre los mismos, y poco acordes en muchos casos, con mis gustos.
Eso sí, me documenté y leí sobre sus obras, y mi objetivo, conocerlo en persona. No todos los días se tiene una oportunidad así.

Lo de hacer planes en mi caso es una odisea, soy la excepción que confirma las reglas y cada vez que de mi boca sale la palabra plan, automáticamente, hay una ley universal que se pone en movimiento para que esos planes no se lleven a cabo. Y ocurrió...dos días completos de unas cosas y otras que me iban alejando de mi objetivo; pero no, en esta ocasión mi cabeza y mis ganas fueron más fuertes.

Otra vez desembarqué en Málaga con una tonelada de ilusión bajo el brazo.
Había bastante gente en la puerta, y muerta de vergüenza me introduje en la sala...
Y allí estaba Alejandro, alto, impresionante, con un gesto de timidez y alegría, mientras recibía a sus invitados.
Lo miré y sonrió, porque ya se había conchabado con una amiga, Marina Collazo, y ya sabía quién era yo, cuando tímidamente le dije, que yo era Mari. Me envolvió en uno de sus grandes abrazos en el que me sentí tremendamente reconfortada, y me dio un regalo que nunca olvidaré.
Ponerle palabras a la felicidad es más complicado que a la tristeza, y a mí me faltan para poder explicar todas las sensaciones que recorrieron mi ser, hasta transformarse en una gigantesca sonrisa, que ya no me abandonó en toda la noche.

Y comenzó el acto. Lo presentaba un joven periodista del que no recuerdo su nombre, tan solo que se había leído el libro, se había reído mucho y le había encantado. Alejandro tomó la palabra y comenzó a contarnos el como, cuando y porqué de Una madre. Cual fue el detonante que le hizo querer presentarle al mundo a Amalia, entre risas, y alguna lágrima por mi parte, viví en carne propia lo que él contaba, porque él era yo, y tenía los mismos sentimientos que yo, hacia ese pilar en medio de la nada, esa isla en la que recalar cuando el miedo y la soledad gritan.

Nos habló de él, de lo que había luchado hasta llegar a donde se encuentra, y lo agradecido que sentía, de que con el libro y su promoción había llegado a un punto en el cual se hizo consciente de lo importante que era para él su familia, su existencia y su pertenencia.
Y con sus palabras, sus gestos, su actitud, me di cuenta de que no solo era un gran escritor, era demás fantástica persona, que me había abducido con su generosidad y simpatía, su frescura, su timidez y su fragilidad.
Los minutos se hicieron segundos y mi ansiedad por conocerlo como escritor se iba acrecentando por momentos.
Y ocurrió...llegó mi turno para acercarme a él y llevar a cabo el momento fan, que era hacerme una foto con él, y tras envolverme en otro de esos inmensos abrazos, tengo la instantánea, que en este caso hace bueno el dicho, de más vale una imagen que mil palabras.



Con ese calor y la delicia de sus dedicatorias, volví a casa y he seguido su periplo por Andalucía.
Y hoy poco después de leer sus poemas, he leído que vuelve a casa añorando un abrazo de su madre, que estoy segura le dará con todo el amor del mundo, ese que él es capaz de transmitir con sus palabras y sus abrazos.

Gracias Alejandro por hacerme tan feliz aquella tarde, por esa sonrisa que vuelve cada vez que recuerdo tus palabras.
Gracias a esos amigos que tanto me insistieron para que me desplazara a conocerlo, Marina Collazo, un volvoreta revoltosa e inquieta que intrigó para darme una sorpresa, Gabriel Neila, y Gabriel Aura, escritores rendidos ante otro gran autor.


Saludos y nos vamos leyendo.

domingo, 30 de noviembre de 2014

LA TRISTEZA DEL SAMURÁI de Víctor del Árbol


Título: La tristeza del samurái

Autor: Víctor del Árbol

Editorial: Debolsillo

Encuadernación: Tapa blanda bolsillo

Páginas: 415

Fecha de primera edición: 2011

Fecha de esta publicación: Abril 2014.

ISBN: 978-84-9032-897-2

Género: Novela negra, policíaca, historia


Autor

Víctor del Árbol, nacido en Barcelona en 1968, y según se puede encontrar en la página de su editorial, es escritor de nacimiento.
Es el mayor de seis hermanos y su madre le dejaba en la biblioteca desde la salida del colegio hasta la hora de cenar para poder acudir a su trabajo de limpiadora. Esto le permitió leer multitud de libros que alimentaron su vocación de escritor.

Fue seminarista durante cinco años, en el seminario de Ntra. Sra. de Montealegre, para más tarde cursar estudios de Historia en la Universidad de Barcelona y trabajar, actualmente, de Mosso d´esquadra para la Generalitat, trabajo que le ha permitido acercarse, desde 1992, al aspecto más humano de las personas, a las que describe de forma magistral en sus obras.
Ganó el Premio Tiflos de Novela con El peso de los muertos (2006) y quedó finalista en el premio Fernando de Lara con El abismo de los sueños (2008). La tristeza del samurái (2011) ha sido traducida a diez idiomas en Europa y Estados Unidos. Recibió Le Prix du Polar Européen (Premio a la mejor novela negra europea) concedido por la prestigiosa revista especializada en este género literario, Le Point, en el marco del Festival de novela negra de Lyon 2012 . Del Árbol es el primer escritor español en conseguir este galardón.
Actualmente está siendo éxito de ventas en Francia con Un millón de gotas, libro por el cual está recibiendo numerosos reconocimientos.


Sinopsis
Diciembre de 1941: En una fría estación de tren de Mérida, Isabel está a punto de perder todo aquello por lo que ha vivido.

Mayo de 1981: María, una joven y exitosa abogada de Barcelona, debe comparecer ante la justicia de los hombres. Pero eso no le preocupa, está agonizando y no es a ellos a quienes deberá rendir cuentas, sino a su memoria. ¿Qué se puede hacer por amor? ¿Y por odio o sed de venganza? ¿Existen la redención, el perdón o el olvido? ¿Podemos llegar a ser, incluso antes de morir, aquello que una vez soñamos? Isabel y María habrán de enfrentarse a estas preguntas en el curso de sus vidas, muy distintas y, a la vez, semejantes.
Estas dos mujeres son el origen y el final de una historia que nos llevará desde Extremadura hasta las estepas rusas y, mas adelante, a la Ciudad Condal y a los paisajes de una España que durante cuarenta años se fingió dormida, con el fin de demostrarnos que no existen límites cuando luchamos por lo que anhelamos.


OPINIÓN

La reseña de este libro, es una de las que más me ha costado hacer, llevo con ella sobre la mesa un par de meses, y es que se trata de un libro complejo y duro, pero realmente apasionante, que te deja sin palabras, sin argumentos, sin nada que no sea decir: “Lo tienes que leer”.
Para mí Víctor del Árbol ha sido el gran descubrimiento del año, como autor me ha dejado realmente anonadada, y como persona, lo que he ido leyendo de él y sobre él, sencillamente chapó.

Pensaba cuando comencé a leérmelo, que estaba ante una novela negra, y punto, el título despista bastante, aunque posteriormente lo entenderéis, nada más lejos de la realidad, es una novela negra, criminal, e histórica, que tiene como escenario, un lugar poco común, pero muy importante en la historia, y que es Mérida, y posteriormente Barcelona.
Así en una de las tramas vamos a encontrarnos en el año 1941, en la estación de tren donde una mujer desesperada y aterrorizada, que lo ha dado todo por amor, Isabel Mola, intenta huir con su hijo Andrés y dejar su vida anterior atrás, pero no cuenta con que su pasado y sus redes no la dejarán escapar.
Esta mujer, con una personalidad excelentemente descrita por el autor, era, es y será el centro de la vida de sus hijos, su marido, su amante, y su amor platónico. Todos ellos orbitarán alrededor de lo que ocurrió aquel día, y que tendrá sus consecuencias en el tiempo.

Por otro lado nos encontramos en 1981, asistiendo a la estancia en el hospital de María Bengoechea, otra mujer de carácter, que ha sido capaz de librarse de las ataduras de su vida, ha conseguido triunfar en su carrera, pero se encuentra con el peor de los antagonistas, una grave enfermedad. Pero antes deberá enfrentarse a un proceso judicial histórico, en el que verá comprometido todo en lo que creía hasta el momento. Estamos en la España del golpe de estado de Tejero, y podemos observar que hay demasiadas corruptelas en el poder.

Estas dos mujeres, son en apariencia completamente ajenas, pero a través de los vericuetos de la historia de cuarenta años, se podrá ver hasta qué punto están conectadas.
Entre ellas, otros muchos personajes masculinos, tales como sus hijos Andrés y Fernando, su marido el cruel y malvado Guillermo Mola, Publio ese ser tan odioso como poderoso, el oscuro Ramoneda, Lorenzo, César Alcalá o Gabriel todos ellos perfilados al detalle, con sus luces y sus sombras, sus contradicciones, todo un despliegue de personalidades, que te harán sentir de un modo cruel y desgarrador la historia, pero que a la vez resulta muy estimulante.

No os voy a negar, que a veces tenía que dejar de leer, es doloroso, he leído y he tenido que releer, porque no puedes pasar rápido por sus páginas, porque tienes que detenerte, pensar, paladear y deglutir todo lo que se está mostrando ante tus ojos.
Y cuando llegas al final, cuando consigues encajar hasta la última pieza de ese gigantesco puzzle que se ha desarrollado ante ti, te admiras del enorme trabajo que ha llevado a cabo Víctor.

Ver como existe la maldad, el odio, el resentimiento en estado puro, pero a la vez el orgullo y la esperanza; como los personajes van evolucionando con los años y con lo que la vida les va deparando. Todo ello nos muestra toda una lección de vida y de literatura, de la que te llena, de la que desgarra el alma.

Como podéis apreciar leer este libro es un todo un reto, pero ni por un momento penséis que os vais a encontrar un lenguaje rebuscado o difícil, es una prosa limpia que te engulle y te reta a cada instante a que leas un poco más...e incluso una vez más, como me ha ocurrido a mí. 

Por tanto un sobresaliente para el libro, y total y absolutamente recomendable. Un placer al que no podéis resistiros.

“Esta democracia nuestra es como una niña resabiada que ya sabe dónde esconder su mierda cuando aún no ha empezado ni a andar”




Por cierto que después he leído Un millón de gotas del mismo autor...y es sublime. La reseña, como esta...aún más difícil.


Saludos y nos vamos leyendo.