Título: Una vida
Autor: Alejandro Palomas
Editorial: Destino
Primera edición: 22 enero 2025
N.º de páginas: 404
Género: Narrativa.
Autor
amor (Premio Nadal 2018) retrata a una familia que ha enamorado a miles de lectores. Con Un país con tu nombre (Destino, 2021) inicia un nuevo universo literario. Su obra ha sido llevada al cine y al teatro y se ha traducido a más de veinte lenguas.
¿Cuánto sabe una madre?
¿Cuánto calla, cuánto dice, cuánto miente? Mientras las madres viven, los hijos
somos hijos por encima de todo: más hijos que hermanos, más que maridos, más
que padres. Colgamos de nuestras madres como el escalador de su mosquetón, no
importa la edad, no importa la distancia. Si hasta su muerte mandan sus genes,
después de su muerte manda la ausencia. «Si mamá me viera…», «Mamá se estará riendo,
seguro», «¿Qué pensaría mamá de esto?». Hablamos con ellas cuando nadie nos
mira, porque sabemos que están, aunque no las veamos. Sabemos que son eternas.
La tarde en que Fer, Emma y
Silvia llevan a urgencias a su madre, aquejada de lo que parece una leve
infección, no imaginan que la vida ha dispuesto para ellos un escenario
totalmente inesperado. Al salir del hospital después del breve ingreso, el
paisaje familiar es otro: los tres hermanos se convierten a la fuerza en hijos
y cuidadores mientras se preparan para la posible orfandad que quizá vaya a
dejar tras de sí un ser tan excéntrico e insustituible como Amalia.
Con su excelente prosa
emocional, Alejandro Palomas cierra a lo grande el universo narrativo que
inició con Una madre y que continuó con Un perro y Un
amor, y que vuelve a mostrarnos con un texto intenso, vibrante y lleno de vida
en su mejor versión.
Opinión
La novela que hoy traigo
duele, porque termina el universo Amalia, termina, pero no se va, es algo que
nos acompañará a los lectores durante mucho tiempo, pero sí sabemos que Amalia
ya no estará, y al igual que el resto de personajes de su universo, Fer,
Silvia, Emma, Shirley y Rulfo, nos quedaremos
huérfanos. Quizá por eso no he querido leer rápido y también me ha costado
hablar de esta orfandad.
Conocí a Amalia y a
Alejandro gracias a unos amigos muy especiales, y él se convirtió en un
referente para mí, su Amalia se fue con poca diferencia de meses de cuando se
fue la mía, como ella para él, la mía también era mi pilar, también teníamos
una relación especial y he ido asistiendo desde la lejanía (con cercanía) a esa
ausencia que ha ido llenando toda su obra desde entonces. Ahora toca cerrar,
toca la despedida, toca el hasta siempre.
Aquí Amalia se va, con su
carácter dicharachero, divertido y excéntrico, víctima de un cáncer que aparece
disfrazado y que hace tomar conciencia de eso que como hijos no queremos
afrontar; nuestros progenitores no se van a ir, nos negamos a que se vayan, el
dolor que representa la ausencia es tan
grande que miramos hacia otro lado. Fer y sus hermanas van enfrentarse a una
enfermedad con fecha de caducidad marcada en el calendario y van a vivir al
máximo el tiempo que les queda. Tendrán que tomar conciencia de que ahora ellos
no son solo los hijos, sino que se convierten en cuidadores, con todo lo que
ello significa, miedo, agotamiento, invasión de unas intimidades que nunca
querrían tener.
Su pilar se va, y ellos
mismos se van a ir convirtiendo en los nuevos cimientos de esa familia más
unida que nunca, porque ahora lo más importante es el amor, son los abrazos,
los instantes, los te quiero, los
recuerdos que van a formar parte de su nueva vida de ahora en adelante.
Amalia antes de que comience
todo es como siempre, pura actividad, sobre todo a nivel mental, su cabeza no
para y no tiene filtro, lo que nos sacará más de una sonrisa sobre todo cuando
conozca a uno de los personajes más carismáticos y originales que os podáis imaginar,
alguien que, con su ático lleno de animales, plantas y otras especies de más
enjundia, nos va a robar el corazón, aunque la familia lo ponga en cuarentena
precisamente por eso, Mauro.
Mauro adoptará a Amalia y
ella hará lo mismo con él, conseguirá tener una conexión especial a través de
sus clases de chi kung a través de la ouija. Lo sé, suena raro, pero tenéis que
leerlo para enteraros bien de lo que ocurre. También llegará a su vida Anka,
la cuidadora insomne que pone un poco de cordura en esos meses tan traumáticos.
Tomaremos conciencia de la
Amalia que no es solo madre y ha sido esposa, veremos el alma de esa mujer que
ha sido hija y también ha sufrido la pérdida de su madre, y amiga que añora a Inés,
su mejor amiga y que no parará hasta darle el último adiós que una maldita
epidemia le negó.
Como siempre, la lectura de
Alejandro es una montaña rusa de mociones, en las que en un momento estás con
la sonrisa en los labios y al segundo sientes que se te para el corazón y una
lágrima brota de tus ojos, y es que escribe tan bonito y te toca tan de cerca,
que en este adiós hay muchos adioses, y una orfandad que nos mostrará que la
vida sigue y que con los recuerdos podremos decir adiós con un enorme abrigo en
el alma.
Solo puedo decir que tenéis
que leerlo, es un libro precioso que está lleno de amor y sentimientos. Es
absolutamente imprescindible.
“Tuvimos que aprender que para cuidar había que romper una barrera de
intimidad generacional que no todos estamos preparados para afrontar.”
“Aprendemos demasiado tarde que la vida y el tiempo no son lo mismo.”
“Y también me gustaría que enterrarais mis cenizas debajo, donde está la
raíz. Así Inés sabrá que soy yo.”
Saludos y nos vemos en los
libros.