miércoles, 24 de febrero de 2021

LUZ DE FEBRERO de Elizabeth Strout

 

Título: Luz de febrero

Autora: Elizabeth Strout

Traducción: Juanjo Estrella

Editorial: Duomo

Colección: Nefelibata

Nº de páginas: 368

Primera edición: febrero 2021

ISBN: 9788417761417

Género: Narrativa actual, intimista


Autora

Elizabeth Strout es una escritora estadounidense de ficción nacida en Portland, cursó estudios de abogacía en la Universidad de Oxford antes de completar su formación en Gerontología en la Universidad de Siracusa. Durante varios años compaginó su carrera profesional con la escritura de cuentos y relatos para diversas revistas literarias de gran prestigio.

Su primera novela, Amy e Isabelle, fue nominada al Premio Orange y el Faulkner. A partir de entonces, su vinculación con el mundo de las letras se estrechó, siendo profesora de Escritura Creativa en universidades como Colgate o la Queens de Charlotte.

En 2009 logró un gran éxito con su novela Olive Kitteridge, obra que fue galardonada con el Premio Pulitzer de Ficción, uno de los más importantes que se otorgan en los Estados Unidos. Ha sido traducida a más de cinco idiomas y recibió una adaptación televisiva en formato de miniserie


Sinopsis

En Crosby, un pequeño pueblo en la costa de Maine, no suceden muchas cosas. Y sin embargo, las historias sobre la vida de las personas que viven allí contienen un mundo entero. Está Olive Kitteridge, una maestra jubilada, irascible, indecorosa, de honestidad inquebrantable. Tiene setenta años y aunque es más dura que una roca, sintoniza con los matices del alma humana. 

Está Jack Kennison, antiguo profesor de Harvard, que busca desesperadamente la cercanía de esa extraña mujer, Olive, siempre tan Olive. Su relación tiene la fuerza de quienes se aferran a la vida. 

Una novela conmovedora que habla del amor y la pérdida, de la madurez y la soledad, y de esos inesperados instantes de felicidad.

Opinión

No había leído nada de esta autora y cuando Laky desde su blog Libros que hay que leer hizo el concurso no me lo pensé. Me tocó y me tocó bien. Quién me iba a decir que una novela tan sencilla iba a poner mi corazón patas arriba.

Estamos en Crosby, una pequeña ciudad de Maine y tendremos una serie de personajes que van a tener sus historias, pequeñas y cotidianas pero llenas de una realidad que te deja sin aire. Como he dicho son historias distintas, algunas tienen su continuación, pero al final van a caer sobre los hombros de Olive Kitteridge. Ella es una maestra de escuela ya jubilada, viuda, con un hijo ausente con el que casi apenas tiene relación y mucho menos desde la muerte de su marido, Henry. Es una mujer ácida, cortante, con las ideas muy claras, odia a muerte al tipo del pelo naranja y no está dispuesta a soportar ningún tipo de ataque de tipo xenófobo. Y aunque parezca imposible tiene una enorme capacidad de empatía, algo que podría resultar extraño a primera vista, porque otras veces es capaz de meter unos cortes de los que hacen historia.

A veces se pregunta si es buena madre, su hijo Christopher está lejos, se fue y ahora tiene una nueva familia con dos chicos que ha aportado su nuera y dos en común, Henry de dos años, y una nieta que no conoce aún, de seis semanas. Todos se han convertido en extraños, educan de distinta forma y se comportan de un modo muy diferente a como lo hizo ella. Cuando comencé ese capítulo me dio miedo de qué podía llegar a pasar.

También está Jack Kennison que con su tranquila forma de ser ha conseguido poco a poco acercarse a ella y hacerse un hueco en su vida. Olive ya no les cuenta las cosas que ocurren en el pueblo a un fantasma, se las contará a él, que intentará solo estar a su lado y no juzgarla, le aportará serenidad y nuevas experiencias a la vida de una mujer que tiene las narices de ayudar a parir a una mujer en medio de una fiesta, pero que sin embargo nunca se ha hecho la pedicura. Tendrá el coraje de agarrar de la mano a una mujer que tiene miedo, sin darle la menor importancia, convirtiendo un sencillo gesto en algo inmenso.

Y va pasando el tiempo, en total casi diez años, trece capítulos, y los vecinos dejan de serlo, unos mueren, otros dejan de poder valerse por sí mismos, unos acabarán en una residencia, otros en un hogar común, donde el temor a no encontrarse por la mañana es algo increíblemente real. Para ello establecerán códigos que les darán confianza.

No hay una actividad intensa, un ritmo firme, hay una leve y rotunda cotidianidad; lo especial es cómo está narrado, con esa forma mágica que te hace sentir parte de la historia, te llena de incertidumbre, de zozobra, de cariño, de miedo, de nostalgia, y de amor, porque el tiempo pasa, y aunque los protagonistas no lo admitan es un hecho que les afecta, y pierden salud, pierden memoria y con ello pierden la que era su esencia.

Vas notando como la tristeza se te va asentando en la boca del estómago, la inquietud, pero no puedes dejar de leer porque la belleza de la forma en la que está escrita te va impregnando y las lágrimas caen, por dentro y por fuera, porque esa Luz de Febrero es la que ves al salir a la ventana, la que has estado contemplando este año infame y te das cuenta de lo mal que lo han tenido que pasar esas personas mayores, sobre todo las que viven solas, las que se han visto abrumadas por esa ausencia de normalidad.

En resumen, un libro escrito con una gran sensibilidad, de una prosa elegante, sencilla, que toca temas de un gran espectro emocional, en las que, aunque la vejez con todas sus implicaciones y la muerte son los que predominan, es precisamente un canto a la vida y a esa esperanza que no se apaga hasta el último suspiro. Os lo recomiendo de corazón, os puede parecer duro, pero es muy bello, al menos a mí me lo ha parecido.

 “Porque en febrero los días se alargaban de verdad, y si uno se fijaba bien, se notaba. Se notaba que al final de cada día el mundo parecía abrirse una rendija más, y aquella luz de más se colaba entre los árboles desnudos, y estaba llena de promesas.”

“La soledad le provocaba llagas. No había tenido ese sentimiento en toda su vida; eso pensaba mientras se movía por la casa. Tal vez era que el terror, finalmente, se estaba retirando y dejaba paso a ese universo claro y diáfano de soledad a la que se enfrentaba.”



Saludos y no dejéis de leer.

domingo, 21 de febrero de 2021

EL PEQUEÑO FRAN Y UNA BOLA DE PAPEL de Eva María Riber Herráez

 

Título: El pequeño Fran y una bola de papel 

Autora: Eva María Riber Herráez.

Editorial: Editorial Verbum

Colección: Infantil y juvenil

Primera edición: 13 junio 2018

Nº de páginas: 56

ISBN13: 978-8490746295

Género: narrativa infantil, juvenil

 

Autora

Eva María Riber Herráez. (Madrid, 1958) Amante de cinco palabras que empiezan por ese: soñar, serenidad, sembrar, sencillez y solidaridad. Desde muy pequeña le fascinaba el mundo de la literatura, que compartía con el deporte y las clases de guitarra. Profesora de Primaria, profesión que le apasiona y que ejerce actualmente en el colegio Santísimo Sacramento de Madrid.

En la actualidad escribe cuentos, relatos, microrrelatos, poesía y obras de teatro que se representan cada año. Como escritora ha obtenido diferentes galardones, como el Primer Premio del Concurso Internacional “Cuentos Cortos para la Educación en valores” AMEI – WAECE (2009 - 2010, Ciudad de Morelia, México) por “Un chocolate muy especial. Quedando como finalista en otros tantos.

 

Sinopsis

Hola, soy Silvia, ¿quieres conocer una aventura fascinante? ¿Te gustaría acompañarme por el mundo mágico de los cuentos? Entonces, este es tu libro. Te encantará conocer a Fran, bueno…, al abuelo Fran. Con él cambió mi vida. Te aseguro que las cosas no me iban muy bien aquel mes de abril. Pero él me enseñó… Espera, espera, no te lo voy a contar yo, prefiero que tú descubras lo que me ocurrió. Y no lo olvides, siempre podrás conseguir, si te esfuerzas, todo aquello que te propongas. El pequeño Fran y una bola de papel te adentrará en un mundo de fantasía, sin olvidar los problemas que surgen en nuestro día a día, y te ayudará a resolverlos. No dejes de compartirlo con tus padres, abuelos y profesores.

Opinión

Hay veces que libros grandes hechos para gente menuda llegan a tus manos y en este caso ha llegado a mí un ejemplar de manos de Babelio, que espero poder leer a mis sobrinos, cuando crezcan un poco más.

La historia nos trae a dos protagonistas, por un lado, Silvia, con una enfermedad rara ve cómo su familia decide cambiarse de casa y de lugar de residencia para ayudarla en su recuperación, ella no lo lleva nada bien, de hecho, está muy enfadada, sus padres hacen ingeniería y logística por su bienestar, pero ella echa de menos muchas cosas de su anterior vida. Cuando le dicen que vendrá un profe a casa a echarle una mano con el curso se va a enfadar mucho, no estará dispuesta a poner fáciles las cosas. Pero el profesor le va a contar una historia que va a conseguir que se dé cuenta de que todos nos hemos sentido a disgusto con nuestro tamaño, o nuestra edad.

Por el otro lado tenemos la historia de el pobre Fran, que viene muy enfadado del colegio porque no puede hacer las mismas cosas que los demás y le pega una patada a un papel arrugado, lo que no esperaba es que ese trozo le echase la bronca, ya que lleva mucho tiempo trabajando y luchando por su sueño como para que ahora un niño enfadado se lo eche a perder. Hablando con él le contará de dónde viene y hacia dónde va, tras un Gran Premio. Como Fran es un cacho de pan lo ayudará a conseguir su meta, cuando llegue a ella será muy bonito y emocionante. La ecología será uno de los puntales del libro además.

El fin del camino es importante, pero aun más lo es el camino mismo, y el tamaño no importa, lo que es clave es la fuerza, las ganas y el tesón de quienes hacen ese camino.

Con una prosa sencilla y muy bonita nos va a mostrar que sentirse raro y distinto es lo más normal del mundo y que todos hemos pasado por ahí en algún momento de nuestra vida, no debemos rendirnos nunca, debemos aceptarnos como somos y aprender a crecer, nadie nos va a garantizar que sea fácil, pero hay que aprender a luchar.

Libros que ayudan a crecer gracias a la lectura. Precioso y recomendable.

Saludos y a leer.