Sueños en el umbral: memorias de una niña del Harén de Fátima Mernissi
Año de edición: 1995
ISBN:9788476692318 Páginas:292
Sinopsis:
En Sueños en el
umbral: memorias de una niña del harén, relata su infancia y primera juventud en el harén donde nació. Nos cuenta de una forma deliciosa como la
niña va conformando sus ansias de libertad, en cierto modo inspirada por el
espíritu de otras mujeres de su familia. La particularidad de aquel mundo
cerrado no nos impide vislumbrar cierta universalidad de muchos
comportamientos. La sensualidad que derrocha la escritora nos acercará a
realidades que desconocemos.
Autora:
La autora de esta novela es Fátima Mernissi. Es una
escritora marroquí, nacida en la ciudad de Fez en 1940. Es historiadora, ensayista. doctora en sociología
y profesora universitaria en el Institut Universitaire de Recherche
Scientifique de la Universidad Mohamed V de Rabat. Es una de las intelectuales
del Magreb más conocidas en Ocidente, destacando por su defensa de los derechos de la
mujer. Es consultora de la UNESCO y se ha especializado en el estudio de la condición
femenina en las sociedades musulmanas. Sus obras más destacadas son, Sexo, ideología e Islam (1975), Marruecos a través de sus mujeres, El miedo a la modernidad, Aixa y el hijo del Rey o ¿quien puede más, el
hombre o la mujer?, Sueños en
el umbral: memorias de una niña del harén, Sultanas
olvidadas (1990), El harén político y La mujer en la otra orilla. Su obra se ha traducido a varios
idiomas. En el año 2003 recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras junto a Susan Sontag.
Uno de los temas centrales de la obra de Mernissi es la creencia del poder de
la palabra como medio para unir culturas. Apuesta por una globalización que
promueva los derechos individuales, sociales y culturales de todas las
personas, con independencia de su lugar de procedencia.
La infancia de Fátima son recuerdos de un patio cuadrado
rodeado de columnas de mármol y azulejos y con una fuente en el centro. Cuatro
enormes salones se abrían a este espacio: el de su familia, el de la abuela
paterna, el de sus tíos y sus siete primos y, por último, la sala donde los
hombres comían, oían las noticias en la radio, cerraban negocios y jugaban a
las cartas. En el piso superior habitaban las tías divorciadas y viudas con sus
hijos. Todas las ventanas se abrían al patio. Ninguna daba a la calle.
Por tanto de lo que ella habla es de un harén del siglo. No es un harén imperial, desaparecidos en el siglo XIX. Se trata de uno
doméstico. Su padre era un rico terrateniente, nacionalista, casado con una
sola mujer, pero defensor de las tradiciones. Tanto su abuela materna como su madre
desearon para Fátima una educación distinta, que le permita abandonar el
haréb y llevar una vida diferente a la de ellas. Su madre era
muy crítica con aquella forma de vida e inculcó en su hija la defensa de los
valores de la mujer, su derecho a la educación, a poder hacer algo por su
sociedad y su país.
Aunque hay una crítica al pasado no se hace agriamente, sino con dulzura, de hecho, la opinión hacia las tradiciones es positiva, aunque las mujeres,
pese a vivir una vida muy limitada, conseguían superar las dificultades
alimentando una fuerte vida interior.
La autora describe lo que sucede desde la
visión de los ojos de una niña que vive aquellos hechos en ese ambiente y en
compañía de otras mujeres, que le enseñan las cosas de la vida. La infancia transcurre en pleno caos ya que ni los cristianos ni las mujeres respetaban las fronteras establecidas por la tradición. En las medinas de Marruecos, dividido en dos por franceses y españoles, empiezan a llegar los ecos de la Il Guerra Mundial.
El harén también está alterado por las novedades que les llegan del exterior. Las mujeres se pasan el día peleando con el portero Ahmed y con sus maridos para poder salir, para quitarse el velo, para aprender a leer y a escribir... Los nacionalistas, que luchaban por la independencia del país, habían prometido igualdad de derechos para los hombres y las mujeres. Mientras los nuevos tiempos llegaban, la vida en el harén continuaba su rígido curso, aunque dividido en dos bandos las mujeres más tradicionalistas y aquellas que ansiaban la libertad, que suponía el transpasar la puerta, el umbral, la frontera.
Si en el patio, territorio de los hombres fundamentalmente,
imperaba el orden, en la última planta reinaba la imaginación. En la terraza se
contaban cuentos al anochecer, se representaban funciones de teatro y se realizaban
todas las actividades ilegales de la casa: mascar chicle, fumar cigarrillos
americanos y hacer magia a la luz de la luna para conseguir, sobre todo,
atractivo sexual por parte de las mujeres con embrujos.
Una de sus abuelas Yasmina, le explica un día qué significa
el harén: todo lugar donde rige un código de comportamiento, o qa'ida.
"Por desgracia, la qa'ida casi siempre está en contra de las
mujeres", le avisa, y le habla de las fronteras. Fronteras que en el harén de la ciudad están limitadas por
los muros, y en el caso del harén del campo de las fronteras invisibles que
están trazadas desde antaño en las mentes de hombres y mujeres.Su madre nunca admitió la superioridad masculina por considerarla absurda y totalmente antimusulmana, y siempre se lo dejó claro, era rebelde y buscaba que su hija transgrediese las normas y buscase la libertad. Algo que ella consiguió al poder llegar hasta la universidad.
El libro, no es apasionante, ya que no se trata de una
historia con trama, sino un suave relato de la vida allí, con sus miedos, sus
alegrías, sus juegos, etc. Deja un dulce sabor de boca, pero para mí me ha
resultado muy lejano y elitista, ya que es el retrato de una familia pudiente,
no de la realidad de la calle.
Espero os haya servido de ayuda y orientación si decidís leerlo.
Saludos y nos vamos leyendo.
Pinta interesante. Ya te contaré según lo vaya leyendo. :-)
ResponderEliminarGracias por comentar. La Isla
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