lunes, 20 de enero de 2025

QUIZÁ DESDE LA VENTANA de Sara Mañero Rodicio.

 

Título: Quizá desde la ventana 

Autora: Sara Mañero Rodicio

Editorial: Edicions Perelló

Colección: Colección Lletres Valencianes

Primera edición: 15 de septiembre 2024

N.º de páginas: 136

Género: ficción, narrativa


Autora

Sara Mañero Rodicio, madrileña reside en Godella ,Valencia, es Licenciada en Filología Inglesa y Doctora en Filología Hispánica por la Universidad de Valencia. Su tesis doctoral, El Arciprestre de Talavera de Alfonso Martínez de Toledo, obtuvo el premio Fernández de Abril de la Real Academia Española y fue publicada por el Instituto Provincial de Investigaciones y Estudios Toledanos en 1997. Es autora, igualmente de varios artículos sobre este autor publicados en revistas científicas.

En Mientras sorprendan los días, su primera novela publicada, explora la aventura de vivir un día a día a través de personajes cercanos, marcados por las vicisitudes de nuestro tiempo. Casi al mismo tiempo se publica la segunda, El sueño del árbol (Verbum, 2015). La tercera Atrapando la luz. En el campo de la ficción, su primera novela publicada es Mientras sorprendan los días (Hades, mayo 2015). El sueño del árbol es la segunda y la tercera Atrapando la luz, Todo a un tiempo (2020) han sido publicadas en Verbum. El rodar de un agua interminable (2022) es su obra más reciente.

Sinopsis

Quizá desde la ventana aborda la estrecha relación entre dos hermanas cuyas vidas se han visto trastocadas por completo tras un trágico accidente de tráfico sufrido cinco años atrás. La mayor, en su lucha interior por recordar lo sucedido, por recuperar ese instante perdido que le permita comprender y perdonarse, rememora su vida y la de su familia. Desde el pueblo paterno, en Cuenca, hasta Russafa; de allí, a Burjassot, a Valencia, a la Malvarrosa, en un viaje evocador que nos habla de pérdidas y de reencuentros. Tardaremos en entender por qué la menor acompaña este transitar por la memoria con un persistente deseo de serenar la remembranza.

Opinión

Hoy traigo la última novela publicada de una autora que me encanta como escribe. Es la última publicada, que no la última escrita, porque como nos cuenta ella en el prólogo estaba dormida en un cajón hasta que la editorial la ha sacado a la calle, como muestra de sus letras y sus “raíces valencianas”. Ya veréis que esas raíces se han cultivado y dirigido, ya que ella es madrileña y ha aprendido a ser valenciana y a vivir Valencia.

Os puedo asegurar que en el capítulo cero se recoge de forma preciosamente escrita toda la desesperación y angustia que se siente al no poder ver y no poder sentir lo que antes era normal, los aromas, los colores, la brisa. La impotencia de estar atada a una silla sin poder escapar, viviendo solo de recuerdos.

En el resto de novela vamos a ver a dos hermanas que se quedan atrapadas en un instante, ese que va a darle la vuelta a sus vidas, ese momento esquivo que una de ellas recuerda y otra no, una está libre, la otra no…aunque realmente la dos están presas de lo que ocurrió.

Veremos a través de la memoria y de sus conversaciones cómo sus padres se conocieron, cómo y por qué decidieron dejar el pueblo que los vio nacer en un pueblo de Cuenca, el Hito, para después de casarse salir de allí en busca de una vida con más oportunidades en un lugar que nunca donde nunca dejaron de considerarse extraños. Allí formaron una familia postiza en la casa en la que estaban realquilados, la patrona, la tía Jacinta comenzó a ser uno de los pilares sobre los que sostenerse. Los recuerdos de aquella pantaná que se llevó a tanta gente por delante, tantos hogares en Russafa, Burjassot, un lodo que les enseñó lo que era la solidaridad. Curiosa y dolorosa coincidencia en el tiempo de ese ayer y este hoy en los mismos lugares.

Con la evocación que tiene que recurrir para salir de la primera planta donde está voluntariamente encerrada, entre una reja y una puerta inalcanzable la chica volverá al pasado. Recordará con cariño a ese chiquillo, Juanito, del que acabó siendo uña y carne, los bocadillos compartidos, la amistad más profunda. Raquel le preguntará sobre Carles ese otro hombre de la vida de la chica, del que ella guarda mejor recuerdo que su hermana, alguien que tenía anhelos que ella no encontraba. Lo mismo que ocurre con Pablo ese novio que la iba a llevar al altar y que al hacerlo quería cortar sus alas, qué hizo ella, qué sintió cuando la vida se la quería comer, y no ella a la vida.

Raquel, esa hermana que un día tras otro languidece a su lado sintiéndose culpable por haber sobrevivido sin problemas, el reproche continuo hacia ella, la ansiedad por ese descuido que ella no quiere tener, esa ayuda que la reja impide a su vez.

Poco a poco todo se va ensamblando y ese instante esquivo y olvidado se consigue encontrar, y de esa manera todo sigue igual, pero será distinto porque ya no existe la ignorancia.

Sé que resultan un poco difícil de seguir mis palabras, pero es que son muchas las cosas que se sienten y muchas las que pasan, pero no quiero contar ni una sola palabra de más, porque lo bonito es ir descubriéndolo, leer la forma tan bonita en la que algo tan duro se puede revelar.

La escritura de Sara siempre enamora, el fondo tiene un poso increíble, pero aún es mejor la forma en la que une las palabras, esa forma de bailar con ellas, de armar una historia. Me ha hecho sentir la angustia y la impotencia de estar en esa silla presa de su cuerpo, sus pensamientos, sus necesidades y sus anhelos.

Lo único malo que he encontrado es que se me ha hecho tremendamente corto, quería saber más de esa jacarandá, y de lo que bajo sus ramas y sus flores tuvo lugar.

En definitiva, una novela corta llena de recuerdos, aromas, colores y ansiedad en los que te puedes sumergir con placer. Una ventana a la que os invito a asomaros. Es preciosa y me ha gustado mucho. Os la recomiendo.

Sí, sabes que sigue ahí porque la realidad no desaparece porque tú hayas dejado de verla, aunque a veces desearías que así fuera.

Por eso dudo si es preferible Ignorar el futuro o el pasado. Porque se me escapan ambos.

No es posible amar y no compartir el sufrimiento del otro, del que se mira en tus ojos para obtener su propia imagen.”


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Saludos y nos vemos en los libros.

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