martes, 22 de enero de 2019

EL ÚLTIMO ROMÁNTICO de Carolina Molina



Título: El último romántico

Autora: Carolina Molina

Editorial: Ediciones Miguel Sánchez

Nº de páginas: 600

Primera Edición: 1 de noviembre de 2018

ISBN: 978-8471691842

Género: Novela, histórica





Autora

Carolina Molina nació en Madrid. Es licenciada en Periodismo por la facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid y ha colaborado en diversos medios de Granada y Madrid. Ha coordinado varios libros de relatos, entre los que destacan Los que cuentan (2011) y Cuentos engranados (2013), junto a Jesús Cano, y participado en diversas antologías, las más recientes Retales del pasado y Dolor tan fiero, ambas en 2015.
Es autora de siete novelas históricas: La luna sobre la Sabika (2003), Mayrit entre dos murallas (2004), Sueños del Albayzin (2006), Guardianes de la Alhambra (2010), Noches en Bib-Rambla (2012),Iliberri (2013) y El falsificador de la alcazaba (2014) y Carolus (2017).
Su último trabajo es la coordinación, junto a la escritora Ana Morilla, de la antología Cervantes tiene quien le escriba, para conmemorar el centenario cervantino. 
Desde 2013 coordina las Jornadas de Novela Histórica de Granada y en la actualidad es directora de las Jornadas Madrileñas de Novela Histórica.

Sinopsis

Granada, 1890. La Alhambra acaba de sufrir su peor incendio. Sofocando sus llamas cae herido Max Cid lo que aprovechan sus detractores para incriminarle como autor del suceso. Hasta Madrid llega su hija Carmela a pedir ayuda al conocido novelista Benito Pérez Galdós con quien entablará una gran amistad. Max Cid es ya un reconocido periodista granadino que critica la destrucción del patrimonio histórico de su ciudad y por ello se ha creado grandes enemistades entre políticos y empresarios que ven con buenos ojos que Granada se modernice a cambio de destruir sus antiguos monumentos.

Opinión

El libro que hoy traigo es el cierre de la trilogía que comenzó con Guardianes de la Alhambra y continuó con Noches en Bib-Rambla. Yo no he leído los anteriores y se pueden leer de forma independiente, aunque me hubiera gustado conocer más algunos de los personajes que aparecen en las anteriores obras, no es necesaria su lectura para hacerse una composición de lugar.

El último romántico comienza en 1890 el día en el que La Alhambra se incendia. Todo un drama para una ciudad que la adora, Maximiliano Cid uno de sus máximos defensores, como otros vecinos acude a intentar ayudar en la medida de sus posibilidades, resultando herido grave en la pierna. En lugar de llevarlo al caserón de los Cid lo auxilian en una casa de la cuesta de Gomérez, donde hay una enfermera muy competente Delmira y de la que es propietaria Clementina Bustillo, una solterona que ve con muy buenos ojos a nuestro viudo Max, y que hará todo lo posible porque su estancia se alargue allí.

Max tiene a su familia preocupada y pronto volverá a casa donde su hija Carmela, casi una niña junto con Rosita, que lleva la casa se ocuparán de su recuperación. Su hijo Lolo un adolescente con necesidades particulares será feliz con regreso, así como el profesor Julián Mínguez un intelectual que vive con ellos y es como un oráculo sabio e impaciente, todo un carácter.

Max será acusado del incendio de La Alhambra, algo impensable para cualquiera que lo conozca, ya que es un apasionado de Granada y sus tesoros artísticos. Y esa pasión le ha llevado a enemistarse con buena parte de políticos y dirigentes de la ciudad. Será difícil conseguir su absolución.

Carmela acompañada de su tío y cuñado de Max, Juan Morrell, se encaminarán a Madrid a recabar ayudas para su causa y alguien que tiene buenos contactos se afanará en ello, un escritor que tiene una memoria prodigiosa, Benito Pérez Galdós.
Durante el encierro y la convalecencia el señor Cid nos va a hacer partícipes de la lucha encarnizada que ha mantenido como periodista en contra de la demolición del patrimonio inmenso de la ciudad, las puertas árabes ,frente a aquellos que lo que buscan es el desarrollo de la ciudad eliminando del centro de esta a las familias más modestas con la construcción de la que será la cuna de la burguesía, la Gran Vía. De esta lucha podremos observar que los politiqueos y los pelotazos urbanísticos, incluidas las donaciones bajo mano no son nada nuevo en la sociedad española. La envidia y la política van de la mano en los estamentos judiciales y la autora hace una crítica feroz a la que vez que irónica de estos movimientos.

La vida cultural granadina se verá reflejada en los periódicos como La Sabika cruelmente saboteado, y las tertulias en la Fuente del Avellano o en el Liceo y nos proporcionan el placer de conocer a todo un plantel de escritores de la época como Ángel Ganivet o Pedro Antonio de Alarcón. Conoceremos los humildes orígenes del padre Manjón.

Asistiremos a los preparativos para el homenaje a José Zorrilla, la construcción de la ya tan familiar escultura de Isabel la Católica y Cristobal Colón diseñada por Mariano Benlliure para la conmemoración de los quinientos años del descubrimiento de América. La rabia que sienten los granadinos por ser eclipsados una vez más por los sevillanos a la hora de las celebraciones y decisiones en Andalucía.

En los viajes a Madrid de Max también nos empaparemos de cultura que se desparrama por los cafés en los que algunos escritores se pueden permitir el lujo de frecuentar, mientras que otros están a verlas venir y a lo que cae, allí estarán personajes como Unamuno, Valle-Inclán, Juan Valera, Emilia Pardo Bazán …es como una excursión a nuestro insigne pasado literario en el que la autora ha sabido darle un aire fresco de verosimilitud en el que se nos mezclan los personajes reales e imaginarios, en la vida apasionante de nuestros protagonistas.

Se nota la importante labor de investigación de la autora que ha sabido introducir los datos y las anécdotas de una forma amena y siempre cargada de sorna, ironía y crítica, que hace que la lectura fluya y nos deje con ganas de más.

En resumen, una novela histórica que se lee fácilmente, que nos hace reflexionar sobre las similitudes del pasado con nuestro presente, del valor de lo perdido y lo recuperado, de héroes cotidianos y de héroes con mayúsculas, de la fuerza de las ideas y del tesón con el que se pueden lograr grandes hitos, y de la pena que supone la falta de reconocimiento en vida de algunos de nuestros personajes más ilustres. Tiene un plus enorme para los granadinos enamorados de nuestra tierra que reconoceremos los lugares y los cambios a los que han sido sometidos por el tiempo.

Me quedaría con muchas citas, muchas de ellas cargadas de retranca e incluso malafollá de la que tan orgullosa me siento y que parece que Carolina ha sabido adoptar.

El granadino reza y canta al mismo tiempo, sin que por ello haya desdén o insulto”

En España somos expertos en escindirnos precisamente cuando deberíamos estar más unidos. Somos el perro del hortelano, no comemos y además estaremos gustosos de impedir comer a los demás. En Europa cualquier país ha salido adelante con la ayuda incondicional de sus esfuerzos, pero en España no, si hay algo que secundar buscamos antes que el pro, el contra. Y así nos ha ido siempre”

“- ¡Dinero! ¡Siempre dinero! ¿Es que la cultura no sabe vivir sin dinero?
  -Que yo sepa los escritores y artistas también comen.
  - ¡Pues que coman menos!”


Saludos y a seguir leyendo.