Título: Los Gatos Blancos
No Tienen Sombra
Autor: Alberto Ladero
Lorente
Editorial:
Autopublicado
Primera edición:
2021
N.º de páginas:
497
ISBN:9798730823372
Géneros: Intriga,
narrativa.
Autor
Alberto Ladero Lorente nació el 17 de noviembre de 1967 en Vigo. Ha escrito desde casi siempre, escribió sus primeros textos allá por 1984, algunos de los cuales se encuentran recogidos en su libro Retratos a Contraluz.
Su vida profesional siempre ha estado rodeada de
planos, dibujos técnicos como delineante durante más de veinte años, y con sus
escritos siempre a mano en el cajón de su escritorio.
En el año 2010, sumido en una gran depresión escribe la serie "poemas
oscuros" e inicia la andadura de su blog "Gritos de la Malladoura"
(recientemente cambiado a Autorretratos de mi corazón) donde, a
través de la escritura, da salida a todos sus sentimientos.
En el año 2012 publica su primer libro Autorretratos
de mi corazón con el fin de compartir con los lectores sus sentimientos
y hacerlos partícipes de ellos, posteriormente publicará otro libro de
poemas Te quiero, alma de mariposa.
Ha jugado también con el humor con su libro ¿Quién
mató al Rey de Corazones? También autopublicado en Amazon.
Su primera novela fue La balada del gato negro,
y Conectados la siguió.
Sinopsis
Víctor y Nita se precipitan al vacío, contemplados por
Ana, Alicia, Sofía, Ramiro, Silvia, Héctor y tantos otros, como convidados de
piedra, que no quieren o no pueden poner remedio a la caída. Sus vidas parecen
discurrir por vías paralelas que sólo se cruzan en algunas estaciones. Cada uno
ha de lidiar con sus propios demonios. Víctor tratando de recuperar los
recuerdos de su vida anterior, Nita asumiendo que nunca encontrará la paz en su
vida cuando... creía haberla encontrado. Todo se precipita hacia un punto y
seguido en el guion de sus vidas. Segunda parte de La Balada Del Gato Negro,
dentro de la trilogía de los gatos...
Opinión
Hasta ahora he leído todo lo que ha escrito Alberto
así que puedo decir de primera mano que su evolución como escritor está siendo
muy buena, en esta segunda parte de la Trilogía de los gatos se puede apreciar
el buen hacer de su pluma y su madurez.
El problema de esta reseña es considerable, y es que
siendo como es una trilogía, no quiero contar demasiado, por no chafar a
aquellos que quieran comenzar con el primero de los libros, La balada del
gato negro. Los personajes van a seguir siendo los mismos, aunque lo que sí
que va a variar es la relación entre ellos.
Nita está pletórica de
felicidad: Alicia se está recuperando de su operación, y su nueva
ilusión la desborda; a pesar del mucho miedo que tenía a dar un paso en su
nueva relación, lo ha dado y es dichosa, aunque no quiere lanzar las campanas
al vuelo, la vida es demasiado dura y ella ya lo sabe de primera mano.
Víctor también se había
encontrado consigo mismo y había conseguido superar, si es que eso puede
hacerse, el tremendo palo que le dio la vida. A pesar de sus reticencias
también ha decidido saltar sin red, lo que no imagina es que el destino va a
poner en su camino un accidente de coche en el que se dejará la memoria y
recogerá la incertidumbre de no saber quién es; a su espalda se subirá la
impotencia y los múltiples dolores que formarán parte de su vida de ahora en
adelante.
Ana, con su mochila de
negación, odio y egoísmo se enfrentará al mundo para conseguir recuperar a un
Víctor desmemoriado que la aceptará sin pensar en todo lo que le está ocultando
tras su envoltura de frivolidad.
El miedo, la desesperación, la incomunicación y el
amor van a ser los pilares sobre los que pivotará la historia.
La angustia del no poder recordar, de tener que
hacerse una vida nueva cada mañana será lo que lastre a Víctor que aun siendo
un músico de rock muy reputado no es capaz de reconocer ya tampoco su música,
la que era su pasión.
Nita va a llevar varios frentes haciendo de la mujer
fuerte que es, que tras cada caída vuelva a resurgir, a sacar fuerzas de donde
ya no le quedan, enfrentándose al dolor del olvido y la tremenda situación de
acoso y malos tratos que recibe por parte de su expareja, que van a ir in
crescendo ante la pasividad e incredulidad de las autoridades.
Ana es egoísta y altanera, mentirá y se mentirá,
luchará contra todo lo que se ponga delante de ella, echando mano de todas las
armas a su alcance con tal de no sentirse sola, sin saber o no querer saberlo
que la soledad es cada vez más profunda.
El otro gran protagonista es el destino, cruel y desquiciante
que juega una y otra vez con los personajes haciendo de sus vidas un infierno
con destellos de luz. Esa luz que se dejará ver enseñoreándose en la figura de
un gran gato blanco que escurridizo se deslizará entre todos ellos, que hará
que deseemos que se siente, que deje de moverse, que represente una paz que
ansiamos para ellos.
En esta novela se habla y se siente la música, pero
los sentimientos que se transmiten son el dolor, la desesperación, la rabia, la
tenacidad y a la vez la desesperanza. Las palabras te envuelven y te aspiran
con una sensación de angustia y furia contra aquello que dirige la vida de los
personajes…y por añadidura de la nuestra.
Es por tanto una novela dura, aunque bella y compleja
de leer, para mí ha tenido un pero y se trata de que la agonía que sufre Víctor
al no poder recordar ocupa demasiadas páginas y resulta doloroso leer su
angustia, mientras que el final te lo encuentras de frente y se resuelve en
pocas páginas en las que van a ocurrir muchas cosas.
En resumen, una novela pausada, de belleza
desgarradora que cuenta la parte de la vida que no sale en los titulares, la
parte triste, la parte oculta que nos muestra las miserias que nos puede
deparar el destino y de cómo no siempre la vida es fácil de vivir. Lo
recomiendo, siempre sabiendo a lo que te vas a enfrentar, es una novela que
cala. Deseando saber qué nuevo gato se colará en la última entrega.
Saludos y seguimos leyendo, siempre.