Autor: Marta Quintín
Editorial:
Suma de Letras
Primera
edición: febrero 2018
Nº
de Páginas: 427
ISBN: 9788491290285
Género:
Narrativa, romántica
La biografía de la autora que nos aporta la editorial
nos cuenta:
Marta
Quintín Maza nació en Zaragoza un
6 del 6 del 89 y cuando tenía cuatro años la subieron a una mesita de su clase
de párvulos para que les contara a los demás niños una historia de su elección.
Eligió la de Cenicienta. Desde entonces lo único que recuerda del resto de
su vida es haber contado unas cuantas más. Como aquellas con las que ganó
varias veces el premio Tomás Seral y Casas de relato corto o las que ha
recogido como periodista en la agencia EFE, la Cadena SER, y la NASA española,
o esa otra que se llama Dime una palabra y que es su primera
novela publicada al calor de los rascacielos de Nueva York. La historia más
reciente de todas las que ha contado es El color de la luz. El
resto están por venir.
Sinopsis
Una novela intimista, construida con
maestría, que explora diversos tiempos y lugares (España, la Guerra Civil, el
París de los años veinte, Nueva York...) y plantea una historia de amor
descarnado, imposible por la propia naturaleza humana, por la inseguridad, por
el miedo..., por la incapacidad de reconocer que tal vez el error fue no amar.
Blanca Luz Miranda es una empresaria de éxito. Su
objetivo: amasar una gran fortuna para comprar arte. La adquisición, en una
subasta de Nueva York, de uno de los cuadros más inquietantes del pintor Martín
Pendragón cumplirá el sueño de esta anciana de ojos enigmáticos. En esa misma
sala una periodista observa la escena con interés, está convencida de que tras
ese pago millonario se esconde un secreto y hará todo lo posible por
descubrirlo. Lo que no sabe es que será Blanca Luz quien decida cómo se escribe
su historia.
Una novela llena de matices, veladuras,
fricciones, secretos, que nos descubre que toda obra de arte esconde una
historia que puede redimirnos.
Opinión
La historia comienza con un prólogo fechado en el año
1982 en Nueva York. Una periodista española está cubriendo la noticia de una
subasta de arte en la que una mujer desconocida se hace con un cuadro por un
precio desorbitado tras una puja de infarto. Lo que ve en los ojos de esa mujer
cuando se lleva su cuadro la deja impactada y querrá saber qué historia hay
detrás. Pronto averiguará que se trata de Blanca
Luz Miranda una empresaria que ha tenido mucho éxito y que le contará que
su afán por ganar dinero está motivado por sus ansias de comprar arte.
Se nota que es una mujer de carácter acostumbrada a
llevar el mando y a marcar los tiempos y aunque nuestra periodista no está muy
de acuerdo con su forma de hacer las cosas, cuando le ofrezca contarle su vida
para dejarla por escrito, y descargar sus hombros de una historia que le pesa,
la periodista no tardará en dejar Nueva York y dedicarse en cuerpo y alma a
esta labor.
Con la lorita como acompañante fiel, a pesar de las
reticencias de Blanca Luz, comenzará a desgranar su historia. Así iremos
conociendo en tercera persona lo que ocurrió que es como lo va escribiendo la
periodista.
Martín
Pendragón vivía en una ciudad del norte de España, nunca
sabremos a qué ciudad exacta de refiere, tiene un don especial para la pintura,
algo que surge de él espontáneamente y desde que era un niño, aunque no es un
don que sea percibido como tal por su familia y por los que le rodean, es más
un inconveniente, de modo que lo colocan como albañil para ponerle los pies en
el suelo hasta que un día conoce a Francisco Miranda y sus dos hijas. Este
profesor de pintura lo cogerá bajo su protección y junto con dos compañeros, Eduardo y Chema se dedicarán a pulir y perfeccionar sus técnicas. Pronto se
verá que Martín es especial y que probablemente llegue lejos, sus cuadros
tienen alma y una luz especial y diferente que lo llevará lejos.
La personalidad arrolladora de Blanca Luz irrumpirá en
medio de esas clases y todos se verán afectados en uno u otro sentido. La
amistad y el amor germinarán a la vez que se desarrollan los talentos.
El destino va a hacer que cada uno de ellos tome su
camino. Martín se marchará a París y formará parte de la comunidad de artistas
que se alojan en La Ruche (la colmena) donde conocerá a los artistas más
importantes del momento. La ilusión, la desesperación, las penalidades y el
compañerismo nos serán contados por el propio Martín a través de sus cartas.
No puedo ni quiero contar mucho más sobre todo lo que
pasa con todos los personajes, lo que sí os puedo decir es que la autora nos
muestra un repaso pormenorizado de la historia del siglo XX a un lado y al otro
de los Pirineos. Como en un baile minuciosamente ejecutado las vidas de
aquellos que se conocieron cuando eran jóvenes se irán entrelazando y
desarrollando ante nuestros ojos.
Una novela llena de amor, secretos y culpas alrededor
de un cuadro que encierra el mayor de los secretos a voces, el color de la luz,
el sentimiento con el que se pintó y el que genera en cada uno de los que lo
admira. Su periplo por galerías y museos hasta llegar a las manos de la mujer
de los ojos que contienen todos los colores.
En mi opinión se trata de un libro muy trabajado y
documentado que deja sus mejores pinceladas para el final donde se encuentran
las mejores reflexiones y donde mejor se refleja la esencia de lo que quiere
transmitir: el amor y cómo cada uno tiene diferentes formas de vivirlo y
percibirlo; los recuerdos y como somos capaces de cubrirlos con silencios y
susurros según los percibimos y la forma en la que los moldeamos a nuestro
antojo en nuestra mente; el egoísmo con el que podemos actuar en ciertos
momentos a pesar de que lo queramos hacer pasar por altruismo; la capacidad de
pasar página o quedarnos estancados en un momento en el que fuimos o creímos
ser felices. Y la propia felicidad en qué consiste o en qué creemos que
consiste.
Me ha dejado sorprendida por la madurez en la narración,
aunque he encontrado algunos peros, y es que parece que la evolución en la
forma de escribir de esta se aprecia demasiado, me explico: la primera parte se
hace densa y algo aburrida por una excesiva utilización de adjetivos y descripciones,
algo que va desapareciendo conforme va avanzando la obra, adquiriendo soltura y
más ligereza. Pienso que quizá el lector pueda verse apabullado por el comienzo
y abandone la lectura perdiéndose así una buena historia. Si ese mismo estilo
se hubiese apreciado desde el principio creo que podría haberse convertido en
un plus. Como siempre se trata de una apreciación particular.
En cuanto a los personajes, tengo que reconocer que la
protagonista me ha caído mal desde el principio me ha parecido una persona
egoísta y manipuladora a la que en más de una ocasión me hubiese gustado
zarandear para ver si entraba en razón y se daba cuenta de lo que estaba
haciendo. Y el que más me ha llegado y que creo que hubiese dado más juego es
uno de los secundarios, Chema, el compañero de Martín en la escuela, que se
convertirá en su mejor amigo. Creo que es el único que se salva y que actúa con
sinceridad y naturalidad frente a las personalidades apabullantes del resto de
actores.
En conclusión, un libro que merece la pena disfrutar y
paladear que cuenta una historia intimista, que tarda un poco en desarrollarse
y por tanto hay que darle una oportunidad hasta el final que es donde estalla
en todo su esplendor.
“-En nuestra vida,
como en la paleta del pintor, solo hay un color que da sentido a la vida y al arte:
el color del amor.
-Una vez creí
saber cuál era ese color: ¡el de la luz!”
“Solo
queremos regresar al pasado. Y, no nos engañemos, el pasado es el único lugar
para el que no venden pasaje de vuelta. Es imposible que volvamos a ser lo que fuimos.
Lo que ha cambiado por el camino no se puede borrar.”
“Pero
la felicidad nunca se prodiga sin pedir nada a cambio. Siempre se venga,
fugándose tarde o temprano, sin una nota de despedida y con un sonoro portazo.”
Con este libro he participado en la Lectura Simultánea
que hemos desarrollado en twitter en el grupo #SoyYincanera al que doy
gracias por el sorteo y a la editorial por el ejemplar.
Saludos y ya sabéis, a disfrutar leyendo.