Autora: Mayte
Esteban
Formato: Versión
Kindle
Longitud de impresión: 84
Vendido por: Amazon
Media EU S.à r.l.
Idioma: Español
ASIN: B007WL1DNS
Género: Novela,
drama.
Autora
Mayte Esteban nació en Guadalajara y reside actualmente en Segovia. Se licenció en Geografía e Historia por la Universidad de Alcalá de Henares y escribe desde que era muy joven. Es autora de cuatro novelas de diferentes temáticas: La arena del reloj (2011), Su chico de alquiler (2011), El medallón de la magia (2012) y Detrás del cristal (2013).
Ha ganado dos premios en concursos de narraciones breves con
los relatos La vida en papel (2008), una historia sobre sueños rotos, y El
reflejo (2009), que es la historia inventada del cuadro de Velázquez La
Venus del espejo.
En la actualidad administra el blog El espejo de la
entrada.
Sinopsis
Juan José Esteban siempre ha querido recoger sus recuerdos. Lo deja hasta la jubilación, pero una enfermedad terminal se interpone en su camino. Escrita a dos voces, La arena del reloj empuja al lector a la reflexión, a mirarse a sí mismo. Mientras el protagonista va repasando su vida, la autora, su hija, expresa los sentimientos que le produce la enfermedad de su padre. Empatía, emoción, rabia, rebeldía ante lo inevitable, discurren ante nuestros ojos mezclados con los recuerdos que entrecruzan su historia y la Historia. La arena del reloj te va a emocionar.
En “La arena del reloj” Mayte nos cuenta la vida de su padre, Juan José Esteban. Sus recuerdos de infancia, adolescencia, juventud y edad adulta, al mismo tiempo que reflexiona sobre ello. Juan José está enfermo; una terrible enfermedad llamada cáncer le aqueja y Mayte quiere poner por escrito sus recuerdos al mismo tiempo que las sensaciones que las palabras de su padre le suscitan
Opinión
Juan José Esteban siempre ha querido recoger sus recuerdos. Lo deja hasta la jubilación, pero una enfermedad terminal se interpone en su camino. Escrita a dos voces, La arena del reloj empuja al lector a la reflexión, a mirarse a sí mismo. Mientras el protagonista va repasando su vida, la autora, su hija, expresa los sentimientos que le produce la enfermedad de su padre. Empatía, emoción, rabia, rebeldía ante lo inevitable, discurren ante nuestros ojos mezclados con los recuerdos que entrecruzan su historia y la Historia. La arena del reloj te va a emocionar.
En “La arena del reloj” Mayte nos cuenta la vida de su padre, Juan José Esteban. Sus recuerdos de infancia, adolescencia, juventud y edad adulta, al mismo tiempo que reflexiona sobre ello. Juan José está enfermo; una terrible enfermedad llamada cáncer le aqueja y Mayte quiere poner por escrito sus recuerdos al mismo tiempo que las sensaciones que las palabras de su padre le suscitan
Opinión
Una vez más el mundo del Facebook, tan denostado a veces, y
tan apreciable en otras me ha dado a conocer a una fantástica autora…y cuántas
van ya…
Acostumbrada como estaba a leer en papel, libros de bolsillo
y segunda mano, nunca me había encontrado con ninguna de ellas, pero ahora
estoy encantada, estoy conociendo a numerosos talentos “desperdiciados”, porque
no entiendo que se tengan que autopublicar, porque las editoriales no han
sabido ver su potencial, pero poco a poco, parece que van espabilando y no solo
van a ser conocidas en el mundo digital, sino que se conocerán en el mundo “real”.
Este es otro libro que clama papel, para que pueda ser leído en las escuelas,
porque enseña mucho más que mucha basura de la que hay publicada.
Ahora viene donde me cabreo una vez más con Amazon…como
puede estar este libro en Romántica, cómo…Vale, lo dejo.
Os cuento se trata de una novela muy corta, dividida en tres
partes que corresponden a la infancia, la adolescencia y la edad adulta del
padre de Mayte.
Está narrada a dos voces. Está la parte en la que Mayte se
desnuda, en alma ante lo que está haciendo y como nos va contando como ve a su
padre, como lo siente y como se siente ella, que va en cursiva, y por el otro
está la vida narrada en primera persona del padre de Mayte, en la que el
recorrido es más histórico que sentimental, imagino que para que sus palabras
queden reflejadas, pero sin meterse en unos sentimientos que a buen seguro, no
le hubiesen dejado ni hablar precisamente por esa carga sentimental.
Su estilo narrativo es muy ameno y fácil de leer y hace que
la novela se lea de tirón, siempre y cuando no te pase como a mí que me era del
todo imposible leer sin comenzar a llorar.
Aunque somos de la misma edad, la autora y yo, me he sentido
mucho más reflejada en los recuerdos de su padre, salvando la distancia de los
años.
Describe perfectamente mi niñez, a mi abuelo, el campo, los
arados con sus mulos, la inmensa satisfacción que sentía cuando mi abuelo me
llevaba a “tablear” después de arado…lo más parecido al windsurf que he hecho
en mi vida…sentir como la tierra se iba deslizando bajo mis pies, el olor de la
tierra, el estiércol. Buscar los jaramagos para los conejos, la pena inmensa
que me daba saber que luego nos lo comeríamos.
Los sonidos y olores del gran movimiento que suponía el
acontecimiento de la matanza, el frío inmenso de esas mañanas con ese marrano
abierto en canal y colgado por las patas y tan amenazante…lo que me escondía y
me tapaba los oídos para no escuchar los chillidos del animal mientras lo
mataban. La copita de “palomica” que me daban, agua con un chorrito de anís…para
soportar el frío y dar por terminada la parte más dura.
Como hacíamos el embutido, el olor de las morcillas
calentitas en la caldera, lo sabroso de la masa del chorizo calentada en la
lumbre.
En el campo, en mi cueva, sin luz y a luz de un candil, sin
servicios…habría campo. Lavarte con el agua calentada a la luz del sol en una
jofaina, y sino bajar a la acequia a asearte. El sabor de la comida hecha en la lumbre...esas inoportunas piedras que caían desde la chimenea. El sabor de la lechuga y el tomate recién cortados...
El frío tan penetrante cogiendo la aceituna, las ganas de
escaquearte, la rabia de no poder tener televisión.
La bicicleta…esos viajes en bicicleta, esos porrazos, esas
rodillas magulladas, las picaduras de avispas, los tirachinas…mi recogida
diaria de mariquitas…
Me ha llevado atrás y a pesar de todo me ha hecho revivirlo
con cariño todo eso que ya no se ve, y se ha ido dejando atrás. Y me ha hecho
sentirme orgullosa de haberlo vivido todo, porque sé de donde vengo y soy capaz
de apreciar más que nadie lo que hoy día tenemos y lo que hemos avanzado.
El recuerdo del 23F, tan contentos porque ese día no había
clase…
Ha sido muy bonito recordar, dar rienda suelta a los
recuerdos buenos que pasé, cogida sin permiso, del padre de Mayte.
Y ha sido doloroso, agridulce, inexplicable, el seguir a Mayte
en su amor por su padre, en su dolor y su despedida. Y solo puedo darle desde
aquí las gracias por haberme llevado con ella a su mundo y a sus sentimientos.
Sentimientos, emociones y recuerdos son los que me llevo de
este libro, muchos, de los dos, cantidades industriales y solo puedo decir, con
lágrimas en los ojos, gracias.