Autor: Paco
Gómez Escribano
Editorial: Alrevés
N.º de Páginas: 242
Primera edición: mayo 2024
Género:
novela negra
Autor
Paco Gómez Escribano
(Madrid, 1966) es autor de diez novelas: El círculo alquímico (2011); Al otro lado; Yonqui (2014); Lumpen (2015); Manguis (2016, premio Novelpol); #MadridPrisión (2017); Cuando gritan los muertos (2018, premios Ciudad de Santa Cruz, Negra y Mortal, y finalista del premio Hammett de la Semana Negra de Gijón y del premio Novelpol); Prohibido fijar cárteles (2019); 5 Jotas (2020, finalista del premio Novelpol, finalista del premio Pata Negra de la Universidad de Salamanca y finalista del premio CartagenaNegra); Narcopiso (2023, ganador del premio Estandarte a la mejor novela); y ahora Después de la derrota. Con Yonqui entra de lleno en el género negro. Junto al resto, las novelas comprenden un viaje físico, literario y social por distintas épocas del barrio del propio autor, Canillejas, situado al este de Madrid. Ha participado en numerosas antologías colectivas de relatos y poemas, ha sido ponente en diversos foros e institutos públicos y centros de profesores y es profesor en Cursiva. Actualmente también imparte clases en un instituto público.
Sinopsis
Zip es un periodista
frustrado que abandonó hace años la profesión por problemas con las drogas y
con la disciplina laboral. Ahora, en su edad madura, regenta un hostal que
recibió en herencia de sus tíos, sus verdaderos padres. Una mañana, al regresar
del entierro del Chule, un expresidiario amigo suyo se acerca al banco a
ingresar efectivo, con tan mala suerte que es testigo, primero, y rehén,
después, de un atraco. El líder de los atracadores es el hijo del Chule, que
junto a dos compañeros se atrincheran en el banco ante la llegada de la
Policía. Los chicos son yonquis y están con el mono, así que es Zip quien tiene
que negociar con la autoridad.
Zip cuenta en tiempo presente la historia del atraco, pero aprovecha para
contar en pasado la historia de su vida, plagada de sucesos histriónicos al
límite que tienen mucho que ver con la Marga, la mujer del Chule y madre del
Nico, líder de los atracadores. En una subtrama paralela, Zip habla
alegóricamente al Chule a través de los años recorriendo diversas prisiones de
la geografía española, revelando pasajes que ayudan a comprender lo que sucedió
y lo que está ocurriendo.
Opinión
La novela que traigo hoy es
la última obra de este autor que nunca me ha defraudado, en la sinopsis nos
cuenta de forma bastante completa lo que vamos a encontrar.
El protagonista es Zip, un antiguo periodista, lleno de
achaques y no es para menos, ha tenido una vida llena de excesos. Tras acudir
al entierro de un antiguo colega del barrio, el Chule, decide pasarse por el banco a ingresar dinero, y mira por
dónde, tres yonquis atracan el banco en ese momento, lo que iba a ser un atraco
rápido y efectivo en la mente de los atracadores, se complica un poquito y
acaban con unos cuantos rehenes, un mono importante y muchos flecos. Zip,
consciente de que se está jugando la vida, se ofrece a hacer de mediador entre
los de dentro y los policías, tomándose sus licencias, y aportando un poco de
sensatez entre tanto lío.
El jefe de los atracadores
es Nico, precisamente el hijo del
Chule, al que Zip dedicó muchos de sus artículos cuando trabajaba en el
periódico, y la Marga, una yonqui
desquiciada, medio loca y prostituta cuando necesitaba dinero para acallar el
mono. Ese presente tan jodido que nos va a ir narrando Zip en primera persona,
dando su opinión sobre lo que está ocurriendo y que no tiene desperdicio, también
nos contará el pasado, su pasado, cuando trabajaba en el periódico y llevaba
una vida un tanto peculiar en la que le daba a todo, y eso tenía sus
consecuencias.
Nos va a contar cómo era el
barrio, cómo acabó el Chule en la cárcel y cómo intentó fugarse de todas las
maneras posibles, nos hablará de su relación con la Cari, otra prostituta yonqui de la que realmente se encariña, y de
cómo se ve en la tesitura de cumplir con la palabra que le ha dado al Chule de
cuidar a la Marga, tarea bastante difícil, más que nada porque ella, en su
mundo de droga no se deja cuidar. Nos contará además cómo perdió a sus padres y
cómo le debe todo a sus tíos, que velan por él, a pesar de que él tampoco se
deja, y va tomando una espiral de alcohol y drogas que toman su vida.
En una curiosa segunda
persona, Zip se dirigirá al Chule recordando todos sus intentos de fuga, la
lucha por unas mejores condiciones de vida en la cárcel, cómo la insensatez de
un bis a bis hará que la Marga se quede embarazada del Nico, un niño que
crecerá solo, odiando a su padre y a su madre, mientras pasa de mano en mano,
siendo más carga que anhelo, hasta el día en que no tenga otro camino que una
huida hacia delante, con un par, pero sin suerte.
De forma cruda y amarga el
autor nos muestra una realidad que existe, aunque le demos la espalda. Una
realidad que tuve muy cercana hace ya muchos años cuando a nuestro pesar
estábamos cerca del lugar donde se chutaban los yonquis. Agresivos, locos y
desesperados por un pico, relajados y muertos en vida cuando la heroína les
hacía efecto. Una generación que moría por el SIDA, por la droga mal cortada y
por las enfermedades que contraían, mientras el miedo y la pena pivotaba sobre
las familias. Esos años en los que la cárcel no era la de hoy, ni los derechos,
ni las actitudes. Para llegar a lo de hoy, también se luchó contra un sistema,
a base de motines, de altercados en los que se perdían vidas, noticias que
aparecían en los telediarios día sí, día también. El mercadeo con la droga dentro
de la misma cárcel, los accidentes, lo duro que resultaba para las familias la
dispersión de los presos, los largos viajes para visitar a los familiares que
no todos se podían permitir. Es curioso cómo esto se ha borrado ya del
imaginario colectivo, y no debería…por eso novelas así sirven para cogernos de
los hombros, darnos un zarandeo y hacernos reaccionar.
No se trata de una novela
cómoda, aunque sí que juega mucho con el cinismo y la ironía, siempre buenas
armas con las que combatir el dolor. Me ha dado que pensar en cuanto al
alcoholismo del que no se consigue despegar Zip, la droga legal que tan a la
mano está, y que poco se considera.
En resumen, una novela
negra, dura, crítica, con unos personajes secundarios que casi se comen a los protagonistas,
donde hay asesinatos sin querer, mucha droga, y una pluma que te hace querer
leer más del autor. Me ha gustado mucho y por supuesto, la recomiendo.
“Con un bolígrafo hizo un par de
correcciones que creyó pertinentes y que no cambiaban en absoluto el sentido
del texto, pero eso, dar voces y tocar los huevos era su trabajo.”
“Es que la heroína
estropea mucho, más que la priva, aunque el alcohol también termina por joderte
vivo.”
“Como ya he dicho, un yonqui
solo tiene un problema en la vida: ponerse. Lo demás no existe.”
“Escribo esto, dirigiéndome
a ti en plan epístola, sabiendo que estás muerto y bien muerto, joder. Pero
fingiendo que estás vivo.”
Saludos y nos vemos en los
libros.