Título original: Iggie's House
Año de publicación: 1970
Traducción: Montse Triviño
Editorial: Ediciones Invisibles
Editorial: Ediciones Invisibles
Colección: El jardín invisible
Nº de Páginas: 136
Año de la edición: 27 de mayo 2020
ISBN: 9788412100020
Género: Juvenil
Autora
Judy Blume (NJ, 1938) se graduó en la Facultad de Pedagogía de la NYU. Sus libros —como ¿Estás ahí, Dios? Soy yo, Margaret, Forever, Tiger Eyes o La casa de Iggie— se han traducido a más de 25 lenguas. En 1996 fue galardonada con el Margaret Edwards de la Asociación de Bibliotecas Americanas y en 2004 recibió la medalla de la National Book Foundation. Escribió La casa de Iggie a finales de los 60, poco después del asesinato del líder pacifista Martin Luther King, defensor de los derechos civiles de la comunidad afroamericana, que suscitó un estallido de rabia y violencia en las calles sofocado con una brutal represión policial en diversos puntos del país, especialmente en Detroit.
Sinopsis
La casa de Iggie es un clásico de los setenta sobre racismo e intolerancia de una de las autoras norteamericanas más queridas.
Iggie se ha ido a vivir a Tokio con sus padres. Una tragedia, porque ahora su amiga Winnie —una chica de once años que vive en la casa de al lado— se ha quedado un poco sola en la calle Grove, preguntándose con quién saldrá a jugar lo que queda de verano. Hasta que le dicen que los que han comprado la casa de Iggie, los Garber, están al llegar y son una pareja con tres hijos. Cuando desembarcan en la casa, la sorpresa de Winnie es mayúscula: ¡son negros, los primeros del barrio! Winnie no puede estar más contenta, y para demostrar que es una buena vecina, corre a darles la bienvenida. Pero los problemas no tardan en llegar, porque no todos están dispuestos a aceptarlos. Y los Garber no sólo necesitarán «una buena vecina». Necesitarán una amiga.
Iggie se ha ido a vivir a Tokio con sus padres. Una tragedia, porque ahora su amiga Winnie —una chica de once años que vive en la casa de al lado— se ha quedado un poco sola en la calle Grove, preguntándose con quién saldrá a jugar lo que queda de verano. Hasta que le dicen que los que han comprado la casa de Iggie, los Garber, están al llegar y son una pareja con tres hijos. Cuando desembarcan en la casa, la sorpresa de Winnie es mayúscula: ¡son negros, los primeros del barrio! Winnie no puede estar más contenta, y para demostrar que es una buena vecina, corre a darles la bienvenida. Pero los problemas no tardan en llegar, porque no todos están dispuestos a aceptarlos. Y los Garber no sólo necesitarán «una buena vecina». Necesitarán una amiga.
Opinión
El libro que traigo hoy es una preciosa edición de Ediciones Invisibles para su colección El jardín invisible, gentileza de Babelio, a quien agradezco el envío.
La vida tiene curiosas coincidencias, la lectura de esta novela ha coincidido en el tiempo con los tremendos disturbios raciales que se han producido en E.E. U.U. y a lo largo de todo el mundo como consecuencia del asesinato de George Floyd por brutalidad policial. Algo que también ocurrió cuando tiene lugar la historia, las cosas han cambiado, no en vano han pasado cincuenta años, pero la situación de fondo sigue igual.
Winnie es una chiquilla de once años que se encuentra destrozada por la pena, ya que su mejor amiga y vecina, Iggie, se ha marchado a vivir a Tokio. Para ella era como una hermana y con sus padres se llevaba estupendamente ya que al menos la escuchaban y la tomaban en cuenta, algo que no ocurre en su casa, en la que siguen considerándola una cría.
Ante ella se presenta un verano triste y aburrido hasta que ve aparecer el camión de mudanzas de la familia Garber, los nuevos propietarios de la casa. La sorpresa es mayúscula cuando se entera de que son los primeros habitantes negros del barrio.
Su felicidad y su ímpetu la hacen ir enseguida a conocer a sus habitantes, sobre todo a los tres hijos. Para ella son nuevos vecinos, nuevos amigos y en ningún momento se plantea su color de piel.
El problema aparece cuando la señora Landon, en su mente no entra que en Grove Street pueda vivir ningún negro y comenzará con su campaña de acoso y derribo ante la estupefacción de Winnie y la resignación airada de Herbie, que ya ha vivido eso en Detroit, de donde proceden.
El miedo y la vergüenza a que sus padres puedan formar parte de esa campaña angustia a Winnie que no sabe cómo poner coto a esa campaña que no entra en su cabeza.
Con un lenguaje sencillo y envolvente la autora nos mete en la mente infantil de una niña que es espontánea y limpia de prejuicios que ve que la realidad poco tiene que ver con lo que ella imagina.
Nos cuenta cómo un tremendo racismo subyace en la sociedad, y cómo personas normales se ven obligadas a hacer frente a este, algunos lo harán y otros se dejarán llevar. Las actitudes de los mayores arrastrarán a los niños que no entienden de colores y sí de personalidades, y quizá por primera vez comiencen a poner en cuestión a sus padres y a la sociedad en la que viven.
Un libro precioso, un canto a la amistad y la tolerancia, muy recomendable y en estos momentos, casi imprescindible por lo actual. Os gustará.
“Un libro es como un jardín invisible que se puede llevar en el bolsillo”. Proverbio árabe.